Perseverar para edificar
“”Mañana empiezo…el lunes próximo lo hago…empecé muy bien, pero no terminé…””
¿Por que la mayoría de las veces empezamos algo y no lo terminamos? ¿Por qué a quienes lograr alcanzar grandes metas, y otros que solo se quedan en la imaginación?
“No existe perseverancia si no hay ideal”.
Así como un escultor imagina en su mente el objeto que desea crear a partir de un bloque de piedra, nosotros somos quienes determinamos qué vamos a hacer de nuestras vidas y cuáles serán nuestros objetivos: somos las escultoras de nuestro destino.
Sin embargo, si el escultor pasa largo tiempo cincelando sin haberse propuesto claramente lograr cierta estatua, terminará sin haberlo logrado; pero tampoco concretara la idea de la escultura si deja de tallar; es decir, no se puede alcanzar el ideal sin la perseverancia.
El punto es que ambos elementos van íntimamente unidos: no se da uno sin el otro.
¿Qué significa perseverar? Esta acción se trata de que, una vez tomada una decisión, se llevan a cabo las actividades necesarias para lograrlo. Sobre todo es continuar en nuestro propósito aunque surjan dificultades internas o externas, o pese a que disminuya la motivación personal a través del tiempo.
Los hombres y mujeres que han triunfado en su vida no son los más inteligentes, poderosos, ricos o famosos, sino aquellos que han sido constantes, los que se han fijado metas y han luchado por alcanzarlas. Es un hecho que la carrera no siempre la ganan los más veloces, sino quienes siguen corriendo.
Pero cuidado, la perseverancia no debe confundirse ni con la terquedad ni con la rutina. Por terquedad me refiero a seguir llevando a cabo las actividades necesarias para alcanzar lo decidido aun si te das cuenta que la decisión no es correcta; o bien, si surgen imponderables que indican que no es prudente seguir. La rutina sería el adoptar una conducta que se mantiene sin sentido, esto es “hacer por hacer”.
Se oponen a nuestra perseverancia:
– La inconstancia: empezar algo y no terminarlo. Está relacionada con la duración; es decir, a medida que pasa el tiempo abandonamos lo iniciado. Pero también, y de manera fundamental, está vinculada a la necesidad de abstenerse de otras actividades, quizá más divertidas o más fáciles y que no nos cuestan trabajo.
– Temperamento emocional: basamos nuestros modo de ser en sensaciones o sentimientos que son, muchas veces, inestables. Se trata de las famosas “llamaradas de petate”, que hacen que se empiece algo y al poco tiempo se abandone por falta de gusto o por aburrimiento.
– Obstáculos y dificultades: siempre nos vamos a encontrar con dificultades y tropiezos. La solución a esto es la de anticiparse a los problemas en lo posible, si ya se conoce al enemigo, es más fácil prepararse para vencerlo.
– Pesimismo: nos dice José Luis Martín Descalzo: “no ha nacido el genio que nunca fracase en algo. Lo que sí es gente que sabe sacar fuerzas de sus errores y otra gente que de sus errores solo saca amargura y pesimismo”
– Intentar mejorar demasiadas cosas simultáneamente: no podemos estar luchando en muchos sitios a la vez, es importante ser realistas y como dice esta reflexión: “mirar al cielo con los pies en la tierra”
– Vanidad: quien se deja dominar por la vanidad nunca podrá ser fiel a un compromiso serio. La perseverancia exige muchas horas de trabajo oculto. No caigamos en el error de realizar obras para que los demás las admiren.
-Impaciencia: no saber esperar, querer que suceda rápido y fácil no es conveniente. Los ideales se logran poco a poco, minuto a minuto.
– Mala administración del tiempo: para aprovechar el tiempo, tenemos que darle un gran valor y saber organizarnos: “dime como gastas tu tiempo, y te diré quien eres”
– No saber decir no: un problema común es que no sabemos decir que no y nos comprometemos a cosas que de antemano sabemos que no vamos a cumplir. Aprendamos a decir que no y viviremos mucho más tranquilas.
Para acompañar a la perseverancia hay actitudes y emociones que ayudan a convertirnos en mujeres constantes y fieles en lo que nos proponemos. Estas son la ilusión, el entusiasmo, el optimismo, la tenacidad, la fortaleza, la constancia y la fuerza de voluntad.
Te invito a vivir cada momento, a tratar de alcanzar lo que siempre has querido y a dejar de pensar que no se podrá realizar. Recuerda: ayer……es pasado; mañana….es un misterio; hoy….es un regalo.
Y tú, ¿qué opinas?
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