Una amistad especial
Inicia el mes de Octubre con la celebración del Día Internacional de las Personas de Edad que tiene por objeto reconocer la contribución de los adultos mayores al desarrollo humano y económico.
Es cierto que a nadie nos gusta que nos llamen “persona de edad, viejos o de la tercera edad”, pero también es una realidad el fenómeno de envejecimiento demográfico que se vive en México, demostrado en el porcentaje de las personas en edad avanzada.
No solo en nuestro país sino a nivel mundial, actualmente el número de personas mayores de 60 años es dos veces superior al que había en 1980. En 2050, habrá casi 392 millones de personas de 80 años, es decir cuatro veces más que ahora; en los próximos cinco años, el número de personas mayores de 65 años será superior al de los niños menores de cinco años y para el 2050 será superior al número de niños menores de 14 años.
El mundo está cambiando y nuestra expectativa de vida va en aumento; y como en todo, existen ventajas y desventajas, oportunidades y retos. El día de hoy quiero enfocarme a una de las grandes oportunidades que tenemos al convertirnos en personas mayores, y me refiero al hecho de ser “abuelos”.
He escuchado decir que son la “cereza del pastel”, “el postre de la vida”, lo que si es un hecho es que la convivencia actual de tres o hasta cuatro generaciones juntas dan lugar a una de las relaciones más simples, profundas e importantes: los niños y sus abuelos. Esta estrecha relación se origina desde el día en que nace el nieto, los abuelos establecen una conexión única ya que este pequeño es parte de su hijo o hija y es la continuidad y crecimiento de la familia.
Por otro lado, la llegada de los nietos ocurre en una etapa muy distinta a cuando ellos fueron padres. Ese período vital, en el que recogen sus años vividos, facilita la relación con los hijos de sus hijos. Los abuelos tienen toda una experiencia de vida que los ayuda a sentirse más relajados y a disfrutar más intensamente cada momento en el que conviven con su nieto.
Los abuelos son, en la mayoría de los casos, personajes inolvidables en la vida de los niños. Comparto contigo la descripción de niños de 8 años que de forma muy graciosa pero real, definen como son sus abuelos:
[ulist style=”2″] Cuando salimos a pasear con ellos, se detienen para enseñarnos cosas bonitas como hojas de diferentes formas, un ciempiés de muchos colores o la casa del lobo.Los abuelos son una señora y un señor que como no tienen niños propios les gustan mucho los de los demás.
Son unos señores que para leer usan anteojos, siempre los pierden y cuando me he quedado a dormir con ellos usan unas ropas bien cómicas.
Un abuelo es una abuela pero hombre.
Los abuelos son gente que no tiene nada que hacer, solo están ocupados cuando nosotros los vamos a visitar.
Los abuelos son personas con las que es bien divertido salir de compras. Ellos no nos dicen ¡apúrate!
Nos responden preguntas como: “¿por qué Dios no está casado?” o “¿por qué es que los perros persiguen a los gatos?”
No les importa contarnos el mismo cuento varias veces y les encanta leernos historias.
Todo el mundo debe buscarse unos abuelos, son las únicas personas grandes, que siempre están contentas de estar con nosotros.
Ellos saben que podemos comer algunas chucherías antes de acostarnos, les encanta rezar con nosotros y nos besan y consienten aunque nos hayamos portado un poco mal.
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En esta amistad especial, el beneficio es mutuo: el niño aporta una visión hacia lo joven, hacia el dinamismo de la vida y la alegría que muchas veces olvidamos los adultos. Los niños de hoy son más despiertos y obligan a los abuelos a estar más activos.
Por el otro lado, los abuelos aportan seguridad, tranquilidad y contención a sus nietos; estos últimos ven en sus familiares mayores un ejemplo, una forma de hablar y de elevar la voz, distinta a los padres, que a veces están sobrepasados por el trabajo y las circunstancias. Pueden entretener, educar, consentir y corregir a sus pequeños nietos; proyectan su propia historia a las generaciones venideras y crean un sentido de pertenencia a la familia.
En nuestro mundo que envejece rápidamente, las personas mayores y en especial los que son abuelos desempeñarán un papel cada vez más importante.
Y tú, ¿qué opinas?
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Además de abuelos, ¿papás?
La Directora de un kínder espera la llegada de los papás de sus alumnos a la junta de información para el inicio del curso escolar, y cuál es su sorpresa, que en su mayoría no son ellos los que asisten, sino los abuelos.
Me comenta que la situación es, cada día, más habitual, en tanto padre y madre, trabajan fuera de casa. Esto ha llevado a que gran cantidad de abuelos asuma una parte de responsabilidad en el cuidado y educación de sus nietos y nietas por ser quienes los recogen de la escuela, les dan de comer, les ayudan en la tarea escolar y conviven con ellos durante la tarde.
Es aquí donde viene la interrogante: ¿Quiénes somos responsables de la educación de nuestros hijos? ¿Los padres o los abuelos?
Por un lado, los abuelos trabajaron, pagaron su vivienda, criaron a sus hijos, ahorraron dinero para la vejez y ahora se encuentran colaborando al pago de la hipoteca del departamento de sus hijos o encargándose de sus nietos mientras sus padres trabajan. Pero por otro, es mucho mejor que un niño esté acompañado por sus abuelitos a estar en una guardería, casa infantil o incluso solo en su casa.
En nuestro país, como en el resto del mundo, se ha estudiado el vínculo padre-madre e hijo, llegando a la conclusión de lo trascendental que es que un padre y, en especial, una madre conviva con sus hijos en la primera y segunda infancia.
En el libro “La familia en la mira”, Judith Bruce plantea cómo las instancias tanto públicas como privadas de un país deben dirigir sus esfuerzos a reforzar este vínculo, ya que: “su ausencia puede ir en detrimento tanto de la subsistencia como del bienestar de los niños”.
México es de los pocos países en donde todavía se cuenta con una estructura familiar y en donde miembros de varias generaciones siguen conviviendo, muchas veces bajo el mismo techo. Considero que el apoyo que los abuelos puedan dar a sus hijos es importante, pero se debe tener cuidado cuando ese apoyo se convierte en una clara “sustitución”. Veamos algunos escenarios:
Ventajas:
[ulist style=”2″] Contar con la presencia de los abuelos, en una familia, ayuda a la educación de los hijos, a través de su experiencia, puntos de vista y madurez.
Los abuelos se sentirán más útiles, considerados y valorados; pueden sentirse rejuvenecidos al recibir amor y compañía de sus nietos.
Transmiten valores familiares y mantienen el lazo entre las generaciones.
Pueden apoyar en consejos y cuidados de los más jóvenes.
Pueden aprender nuevos conceptos de tecnología o de otro tipo, al estar en contacto con sus nietos.
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Desventajas:
[ulist style=”2″] Pueden no estar de acuerdo con las ideas de los padres jóvenes, creyendo en su experiencia: pueden ser por un lado muy consentidores, o bien, demasiado autoritarios.
Pueden encontrarse con unos nietos exigentes y demandantes, que no están dispuestos a obedecer.
Su condición física, en ocasiones puede limitar la ayuda o acompañamiento que brindan.
Si los papás no aceptan la forma de los abuelos en cuanto a la educación, pueden existir reclamos y sentimientos negativos o de culpa, propiciando una ruptura familiar.
Los niños se sienten desconcertados en cuanto a la autoridad entre sus padres y sus abuelos, y pueden incluso manipular a ambos lados.
Pueden aparecer problemas financieros, médicos o emocionales entre los abuelos y los hijos, cuando se trata de la educación de los nietos.
[/ulist] Sin duda, el planteamiento sobre la ayuda de los abuelos no es sencillo ya que cada caso es particular y único. Probablemente tú estés viviendo una situación similar, y encuentres en ella aspectos positivos, y otros no tanto.
Sabemos que la mayoría de las mujeres que trabajan fuera de casa y tienen que dejar a sus hijos a cargo de sus abuelos, lo hacen ya sea por estar solas (la cuarta parte de las madres en México son madres solteras), o para dar un apoyo económico a la familia.
Sin embargo, puedo decirte por experiencia propia, que estos años pasan demasiado rápido, y que cuando te das cuenta, tus hijos ya crecieron y no pudiste convivir con ellos. Tenemos que buscar un equilibrio: el trabajo y el sostén de nuestra familia son muy importantes, sí, pero el vínculo entre nosotras con nuestros hijos, es primordial.
¿Y tú, que opinas?
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