Morir para dar vida
Durante muchas generaciones era común escuchar de mujeres que morían dando a luz a algún hijo. La mortalidad si no considerada como algo normal, era parte de la vida de muchas mujeres.
Debido a los avances médicos y tecnológicos podríamos pensar que esto ya no existe, pero es preocupante saber que en la actualidad fallecen anualmente cerca de mil 100 mujeres en etapa materna. Además, este fenómeno provoca una secuela social de tres mil huérfanos cada año. Y más preocupante es que de acuerdo con el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, el 80 por ciento de estas defunciones maternas son prevenibles.
Los problemas más recurrentes a los que se enfrentan las mexicanas, tanto en zonas urbanas, como en suburbanas y rurales, son los siguientes:
[ulist style=”2″] Retardos en llegar a un establecimiento adecuado o para el tratamiento necesario (en ocasiones más de ocho horas).Baja calidad en la atención médica.
Sobresaturación en servicios de segundo nivel
Baja atención en el primer nivel
Inaccesibilidad física, financiera y cultural de los servicios de salud
Falta de información y educación
[/ulist]
Por todo eso, es necesario proteger la maternidad en todas sus etapas:
a) Antes del embarazo: Aún existen empresas y maquiladoras públicas y privadas que solicitan periódicamente a las mujeres una prueba de embarazo para permitir que sigan trabajando. En el momento de una contratación se cuestiona a la mujer si está o no embarazada, si piensa casarse y tener hijos y en la mayoría de los casos se decide no contratarlas. Estas acciones son totalmente discriminatorias y van en contra de valorar realmente a la maternidad.
b) Durante el embarazo y al momento del parto: La mujer debe contar con la información y educación necesaria. En el trabajo debe tener consideraciones especiales como son tiempos de descanso y permiso de maternidad.
c) Después del parto: Pocas son las empresas públicas o privadas que apoyan a la mujer durante los meses de lactancia disponiendo de lugares especiales para alimentar a su bebé, y meses más tarde con guarderías en donde las mujeres puedan dejar a sus hijos mientras trabajan. Cabe mencionar que las “madres adoptivas” no gozan de ninguna de las prestaciones que la ley otorga a las mujeres que son madres, ¿qué acaso no tienen las mismas responsabilidades y cuidados que una madre biológica cuando el nuevo bebé llega a su casa?
Cada día en nuestro país se tiene una cantidad significativa de mujeres esperando un bebé sin tener el respaldo de la pareja y/o de la familia, incluso en muchas ocasiones son despedidas de sus casas y de sus trabajos.
A nivel nacional, las instituciones públicas carecen de políticas de ayuda a la mujer embarazada. Por ejemplo, el Gobierno del Distrito Federal no posee ningún programa de apoyo a las mujeres que deciden seguir con su embarazo, dejando la responsabilidad a otras instancias. El tema de la mujer embarazada no es prioritario en nuestro país ya que revisando el “Gasto Etiquetado para Mujeres y la Igualdad de Género”, se pone en evidencia el hecho de que se consideran muchos programas y recursos, pero en la práctica, los recursos destinados contemplan a la mujer gestante como un sector indiferente.
Aún cuando existen algunos esfuerzos como el de la Secretaría de Educación Pública que difunde los derechos de las madres jóvenes y jóvenes embarazadas y que brinda un programa de becas en educación básica a este mismo sector o el caso de la Secretaría de Salud Federal que posee el programa de “embarazo saludable”, el cual suscribe a la mujer al Seguro Popular, falta mucho por hacer.
Claro, no todo es negativo, existen instituciones privadas encargadas de apoyar a estas mujeres bajo cualquier circunstancia, sin importar edad, educación o nivel socioeconómico. Acompañan a la mujer para fortalecerla, ofreciéndole alojamiento, alimentación, atención psicológica, atención médica (antes, durante y después del parto), capacitación en diversos oficios y habilidades, formación y superación personal, orientación y protección.
Pero sí es evidente que el apoyo en salud es insuficiente ante las posibles complicaciones que una mujer embarazada enfrenta y que no cuenta con otro tipo de ayuda.
Si la mujer embarazada no tiene el apoyo necesario ni las condiciones adecuadas para dar vida, ¿dónde está el fortalecimiento a la familia? ¿qué tipo de sociedad queremos?
¿Y tú, qué opinas?
- Published in Artículos
El alcohol, mas duro con las mujeres
Es impresionante el incremento en el consumo de alcohol en México: en los últimos treinta años ha crecido en un 73.5% el consumo por mexicano, situándonos en un deshonroso tercer lugar entre 40 economías, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), sólo por debajo de Brasil y de China. En nuestro país viven al menos 36 millones de alcohólicos, seis de ellos catalogados como crónicos. Cifras del Consejo Nacional Contra las Adicciones indican que el alcohol está directamente relacionado con cinco de las diez causas de mortalidad general en el país.
El alcoholismo alcanzó a las mujeres: una de cada 100 sufre la adicción. No hace mucho se prohibía que la mujer fumara o bebiera, y no hablemos del estigma social en contra de la mujer alcohólica. Hoy en día, las mujeres podemos acudir a un bar, a la cantina, al antro y consumir alcohol. Sin embargo, ¿hasta dónde el alcohol está controlando a la mujer?
El número de mujeres alcohólicas crece cada día en México, sociedad más tolerante con el hombre que con la mujer adicta. Ellas viven su enfermedad en medio del rechazo social, secuelas físicas irreversibles, sentimientos de culpa y el abandono de su familia o pareja. Prueba de lo anterior es que el índice de divorcios entre parejas cuya mujer es alcohólica es mucho mayor que en los casos en que el enfermo es el varón.
De acuerdo con especialistas, mientras que el 19 % de los hombres alcohólicos fueron abandonados por sus parejas y están divorciados, en el caso de las mujeres esta cifra aumenta al 33 %. Además de los factores psicológicos y sociales, la mujer alcohólica tiene una mayor propensión a desarrollar enfermedades colaterales a su dependencia, como cáncer de mama, cirrosis hepática, depresión y muerte prematura.
Y qué decir de nuestras adolescentes que en pocos años se convertirán en mujeres. Legalmente prohibido y socialmente permitido, el consumo del alcohol en adolescentes es cada vez más problemático, y de manera preocupante, el índice de mujeres se incrementa. Según la Encuesta Nacional de Salud en Escolares 2008, el porcentaje de estudiantes mujeres mayores de 10 años que ingieren bebidas alcohólicas es de 14.8%, cifra que resalta porque es muy similar a las de los muchachos, que es de 15.3%.
El alcoholismo es una enfermedad multifactorial y que se puede salir de control justamente porque no tiene un origen específico: puede ser algo genético, o bien aprendido de la familia o de los amigos.
La mujer se refugia en el consumo del alcohol frente a diversas problemáticas tales como: necesidad de aliviar la ansiedad, conflicto en relaciones interpersonales, depresión, baja autoestima, facilidad para conseguir el alcohol, necesidad de sentirse aceptada, o bien, por haber sido violentada o maltratada ya sea física o psicológicamente.
El alcohol es un ansiolítico de venta al por mayor y a cualquier hora del día; es un depresor del sistema nervioso que afecta la capacidad de juicio y deprime los sistemas inhibitorios de la persona modificando su conducta. Está comprobado científicamente que las mujeres biológicamente tenemos menos tolerancia al alcohol.
¿Quieres saber por qué? Al consumir una bebida alcohólica, a los 30 o 45 minutos se alcanza la máxima concentración en la sangre, y lentamente va disminuyendo: un 10% se elimina en forma natural y el 90% restante será metabolizado por el hígado por medio de unas sustancias químicas conocidas como enzimas. Las mujeres absorbemos más rápidamente el alcohol, tenemos menor cantidad de enzimas por lo que la tolerancia disminuye. Si un hombre consume una copa de alcohol, éste la procesa en una hora, mientras que la mujer tardará alrededor de hora y media o más en metabolizarla.
Los síntomas de una mujer alcohólica son muy diferentes a los que puede manifestar un hombre:
Tiene sentimientos de culpa
Desarrolla dependencia hacia otras personas
Temen estar solas
Tienen problemas personales y emocionales con la pareja
ansiedad, sudoración, nerviosismo y dolores de cabeza
[/ulist]
Lo anterior, presenta una vida oscura. Las mujeres de hoy ejercemos sin duda alguna roles sociales que pueden complicarse: madre, esposa, amiga, trabajadora, estudiante, hija, entre otros, que nos hace vivir cada día en un constante estrés, y parecería que una de los escapes está siendo el alcohol, que no es otra cosa que una puerta falsa que no nos lleva a ningún lugar.
Si has optado por esta puerta falsa o conoces a alguna mujer que lo está haciendo, no hay que perder un minuto para pedir ayuda y salir de ella cuanto antes. Recuerda: ¡el alcohol es más duro con la mujer!
Y tú, ¿qué opinas?
- Published in Artículos