Violencia psicológica
La violencia de la cual escuchamos más hablar es aquella que deja marcado un rostro, un cuerpo, causado por golpes, apretones, empujones, quemaduras, entre otras.
Sin embargo hay una “violencia que no se ve”, que no es tan clara como la física, pero que daña enormemente a la persona, y me refiero a la “violencia psicológica o emocional”.
Definamos primero que es la violencia:
“Es todo acto de “poder u omisión intencional” que se ejerce sobre una persona, en los diferentes ámbitos de la sociedad y que la daña en su integridad”
Todas las personas podemos: sufrir violencia de otro u otra, o bien ser quienes ejercemos violencia a otro u otra.
Partamos de una principio básico: la violencia NO es un hecho natural, por naturaleza no tendemos a ser violentos.
Esta se aprende a través de la cultura, las instituciones, la familia, escuela, la comunidad o los medios de comunicación.
Se denomina violencia psicológica a una agresión realizada sin que medie contacto físico entre personas. Generalmente empieza poco a poco y se intensifica con el tiempo.
Aparecen: insultos, humillaciones, devaluación, descuido, abandono, celos, desamor, indiferencia, infidelidad, negligencia, comparaciones destructivas, descalificaciones, se le resta valor a la persona, se le intimida o una forma muy grave: el silencio.
Comparto contigo algunas formas en que se presenta este tipo de violencia, para que puedas analizar si la padeces, o bien, eres tu quien la está ejerciendo:
– Interrogar: la persona agresiva se dedica a preguntar como si fuera un policía en donde has estado, con quien, cuanto tiempo, como te has comportado.
– Mandar u ordenar: cuando uno tiene la costumbre de ordenar constantemente, con una expresión negativa que denota superioridad y menosprecio por la otra persona.
– Moralización: es una forma muy sutil de control, en la cual la persona se cree dueña absoluta de la verdad y juzga constantemente al otro. Lo hace con palabras paternalistas, pero que exigen de inmediato una acción “lo hago por tu bien”
– Interpretar: este tipo de comunicación supone que la persona que habla hace una lectura del pensamiento de la otra: “no lo haces porque seguramente estás arrepentida…”, decide por el otro.
– Imponer soluciones: el individuo toma la decisión sin consultar a la pareja: “lo he dicho yo, y con ello basta”
– Criticar: se aplica la crítica “destructiva”, basada únicamente en la confrontación y devaluación de la otra persona “si trabajaras un poco más, ya tendríamos por lo menos una casita”
– Ridiculizar: burlarse del otro en cualquier aspecto, ya sea a solas o en público.
– Despreciar: menospreciar al otro individuo: “eres una inútil, no haces nada bien”
– Reprender: la persona en vez de sugerir cambios, directamente critica al otro de forma destructiva: “la comida está malísima, mi mamá si sabe hacerla bien”
– Amenaza o coacción: en el maltrato psicológico que lleva años es muy típico encontrar que el agresor amenaza o coacciona si no se cumplo algo con hacer o dejar de hacer algo “si me abandonas, te mato”, “sino callas al niño, le parto la cara”
– Culpabilizar y hacerse la víctima: este fenómeno es muy común. El agresor proyecta su agresividad en la víctima y se percibe como inocente. “me enojo porque tu me provocas” “tu te lo buscaste”
– Pseudo-aprobación: la persona aparenta comprensión pero deja un sentimiento de culpabilidad en la persona que escucha: “entiendo que sea importante que vayas con tu mamá al hospital, pero yo me quedo sola, vete”
– Tranquilizar: la persona tras haber hecho algo malo, tiende a indicar que se tranquilice, que no se altere.
– Retirarse: se caracteriza por la pasividad, falta de compromiso por arreglar la situación, se da la indiferencia, el silencio. Esta agresividad es muy dura.
Todas estas manifestaciones provocan en la víctima sentimientos de baja autoestima, devaluación, aislamiento, depresión, y puede incluso llegar al suicidio.
Si estás viviendo una situación de violencia psicológica o emocional, se honesto-a y acepta si eres la víctima o el agresor y de inmediato trata de detenerla. Acude a un especialista ya sea psicólogo o terapeuta.
Recuerda, la violencia NO es algo natural de la persona, y definitivamente puede terminar con ella y su entorno.
Y tu ¿qué opinas?
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