Clases ¿en casa o en la escuela?
Cuando se trata de la educación de nuestros hijos las decisiones no son fáciles ni las tomamos a la ligera, ya que está en juego su futuro: ¿a qué edad debe iniciar? ¿qué escuela es la mejor? ¿qué sistema educativo es el más efectivo? y en los últimos años se suma una más: ¿clases en casa y sin maestros o en la escuela con maestros?
La mayoría de los papás optamos por la enseñanza tradicional en donde se manda a los pequeños a una escuela o institución ya sea pública o privada. Sin embargo, el llamado “homeschooling” o enseñanza en casa es cada vez más popular. En este sistema son básicamente las mamás quienen fungen como guías en el aprendizaje de sus hijos.
Este método de enseñanza es parecido al de las escuelas normales con la excepción de que no se envía a los niños a una escuela sino que toman sus materias en la casa; los precios son parecidos a los de escuelas privadas. Hay una matrícula anual y se compran los libros, el plan de estudios es igual al del sistema escolarizado; los exámenes y pruebas se realizan por internet o en papel y se envían a la escuela de inscripción. Incluso las graduaciones se realizan con grupos de niños que también reciben educación en casa.
Aunque esta tendencia es más popular en los Estados Unidos y Europa, en nuestro país tiene una presencia que va en aumento. La página de internet Homeschooling México, Comunidad de Educadores en el Hogar, registra más de mil quinientos miembros. Aunque este tipo de enseñanza no está contemplado en la Ley General de Educación, tampoco está prohibida, pues se establece que los estudios realizados fuera del sistema educativo podrán adquirir validez con su revalidación.
Como madre de familia me surgen muchas interrogantes que comparto sobre las ventajas y desventajas de este método de enseñanza, con el propósito de orientar sobre una decisión correcta. Dentro de las ventajas se ha visto que proporciona instrucción y atención individualizada a los niños; los padres pueden atender mejor a sus hijos, ver su progreso y encontrar las áreas en las que destacan y aquellas que más trabajo les cuesta para dedicarles más atención.
Los niños aprenden a su propio ritmo, ya que no deben esperar a que el resto de la clase comprenda, o bien, si algo se le dificulta, no se le presiona para que vaya al ritmo de los demás, disminuyendo el estrés que a veces provoca la escuela.
La escuela tradicional ofrece modelos estandarizados para el aprendizaje y transmisión de conocimientos, mientras que el hogar y los padres de familia pueden ofrecer una formación flexible y cercana, dejando que el niño sea libre y su aprendizaje más duradero.
Los padres ajustan el plan de enseñanza atendiendo al método en el que aprende mejor el niño, permitiendo un mayor rendimiento. Se incluye su capacidad de indagación, fortalecimiento de intereses específicos, desarrollo de talento, una educación más apegada a su personalidad, intereses y capacidades.
Aseguran -quienes promueven este método de enseñanza- que los papás pasan más tiempo con los hijos y que los conocen mejor, ya que realizan visitas a museos, parques, zoológicos, un contacto más vivo. Del otro lado de la moneda, los expertos coinciden en que el principal inconveniente de la “homeschooling” es la falta de convivencia con otros niños, vital para el desarrollo integral y que se da por excelencia en la escuela. El componente social para el niño es fundamental, y el núcleo de la familia es insuficiente; los niños no tienen oportunidad para enlazar y desarrollar amistades con otros niños aunque estos padres “de casa” sostienen que se les puede inscribir en otras actividades como el futbol, el baile, o clases de idiomas para lograr esta socialización.
Desde un punto de vista pedagógico, el aprendizaje colaborativo es una de las formas ideales para lograr que lo aprendido sea significativo y duradero, lo que solo es posible cuando el niño convive con personas de su edad pero distintas a él.
Puede ser cansado y aburrido para los niños el no salir de casa; y aunque todos los padres tienen la capacidad de formar a sus hijos, no significa que puedan fungir como maestros. Pueden tener muy buena voluntad, pero no necesariamente tienen la preparación en términos pedagógicos y de conocimientos para trasmitir adecuadamente las diferentes materias. El tiempo y el esfuerzo por parte de los partes sin duda alguna son mayores.
¿Cuál es mejor? Dependerá de la decisión de los padres y de lo que consideren mejor para sus hijos.
Y tú, ¿qué opinas?
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Porqué los niños necesitan el amor de papá y mamá
En la actualidad, el número de hogares mono-parentales va en aumento: los niños viven únicamente con la madre o el padre ya sea por divorcio, separación o muerte de alguno de ellos.
Sabemos que la situación idónea para un niño es crecer al lado de su papá y de su mamá, la cual no siempre es posible, aunque lo puede ser en parte. Por ello que me gustaría reflexionar sobre la importancia de la figura paterna y materna en el desarrollo de un niño, y buscar la forma práctica de que el menor disfrute de ambas figuras.
Es importante mencionar que, si bien los hijos necesitan de la presencia y del cuidado de ambos padres, la calidad de la relación que exista entre los esposos va a influir profundamente en el hijo y tiene un gran impacto en su proceso de desarrollo: cada hijo necesita no sólo del cariño de su padre y de su madre, sino también el cariño que su padre y su madre se tienen entre sí.
El padre tiene una tarea imprescindible en la formación de hogar, en su ambiente y en la educación de sus hijos, no sólo de los varones, cuyo papel es decisivo para que éstos reconozcan su identidad, sino también para el desarrollo armónico de las hijas, a quienes la presencia del padre les confirma en su feminidad.
La madre tiene una especial relación que la une al niño, sobre todo en los primeros años de vida. Ella le ofrece el sentimiento de seguridad y confianza que lo llevará a desarrollar su propia identidad y a relacionarse sanamente con los demás. Recuerdo una frase que escuché en el velorio de una mujer, cuando su hijo de sesenta años lloraba desconsolado: “todo hombre deja de ser un niño, hasta el día en que muere su madre”.
Una familia, en la que la madre y el padre están presentes ayudará al desarrollo integral de los hijos, diversas situaciones de la vida cotidiana, por ejemplo:
[ulist style=”2″] La manera de jugar que tienen los hombres con los bebés incluye más movimientos físicos (70%) de su juego en comparación con los que realiza la madre (4%). El juego del padre favorece el desarrollo muscular y la estimulación temprana, el de la madre favorece el abrazo y la caricia (“The two sexes: growing up apart, coming together” Eleanor E. Maccoby.)En el campo de la comunicación, la mujer tiene más facilidad para adaptarse a los niños y hacer que éstos la entiendan; mientras que el hombre, como tiene menos desarrollada esta habilidad, indirectamente ayuda al niño a desarrollar su vocabulario (Ibídem).
En el campo de la formación de hábitos, los padres ponen mayor énfasis en la justicia, equidad y deber. Las madres muestran la importancia de la simpatía, el cariño y el cuidado (“In a different voice: psychological theory and women´s development”. Carol Gilligan). El Doctor Kyle Pruett de la Facultad de Medicina de Yale, lo afirma de forma simple y profunda “los padres no hacen el trabajo de las madres”.
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Papás y mamás criamos a nuestros hijos de manera diferente, es verdad; pero también es cierto que los niños necesitan tanto de la ternura de una mujer como de la rudeza de un hombre; de la equidad de una, como de la competencia del otro; de la seguridad que ella busca, como del riesgo que él quiere tomar.
Basta observar en un parque quien es el que anima a sus hijos a que se columpien más fuerte o trepen más arriba, a que pedaleen su bicicleta un poco más rápido, o avienten la pelota con más de fuerza. Y quién es quién grita: ¡No vayas tan rápido, no te subas tan alto, no le des tan fuerte!
Las madres y los padres disciplinan de manera diferente: ellos enfatizan la justicia, la imparcialidad y el deber; nosotras, la compasión, el cuidado y la ayuda. Hasta para enfrentar la vida los padres tienden a ver a su hijo en relación con el resto del mundo; las madres tendemos a ver al resto del mundo en relación con nuestro hijo, ¿cierto no?
Las figuras paterna y materna son básicas en el desarrollo del menor. Las aportaciones y diferencias son muchas y no terminaríamos en este espacio, lo importante es ser conscientes que para el desarrollo integral de nuestros hijos, debemos asegurarnos que tengan un acceso continuo a las maneras diferentes y complementarias de cómo educamos los hombres y las mujeres.
Si él o ella no está disponible, te recomiendo buscar esa figura en alguien cercano (hermano, tío, abuelo), para favorecer la identidad del menor, que a fin de cuentas es quien tiene el derecho a gozar de unos padres.
Y tú, ¿qué opinas?
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Las fortalezas de la familia
Este primer domingo de Marzo es el octavo año en que se celebra el Día Nacional de la Familia. Pero aún cuando reconocemos la importancia de este núcleo ¿sabemos, realmente, lo que significa? Y es que, sin duda, el término familia es uno de los más conocidos aunque, paradójicamente, de los menos reflexionados. Veamos…
A la familia se le considera la “base de la sociedad”, y al investigar sus raíces se comprueba que es la única institución que ha surgido de forma espontánea, a comparación de otras instituciones que han sido creados por el hombre para cumplir con una finalidad específica (Ejemplo: gobiernos, empresas, iglesias e instituciones educativas, entre otras).
La familia surge por sí sola. Esto no es una casualidad, es más la consecuencia de una realidad biológica, donde los integrantes menores necesitan de sus padres para crecer y convertirse en adultos, para ser cuidados y educados hasta que puedan valerse por sí mismos.
No todas las familias son iguales, en la mayoría hay papá, mamá e hijos; en otras sólo uno de ellos con hijos; las hay con abuelos o tíos que viven en la misma casa. Puede haber hijos adoptados, hijos de algún miembro de la pareja, o bien parejas sin hijos.
Con el tiempo va cambiando y cada familia se organiza diferente según las edades de sus miembros y situaciones particulares.
Muy revelador resultó el estudio “Sueños y aspiraciones de los mexicanos”, publicado por la revista Nexos (Febrero, 2011), en donde uno de los puntos centrales fue la percepción de los encuestados acerca de la familia. Las primeras líneas son de verdad interesantes:
“Sin sueño colectivo, sin faro que alumbre un camino, sin confianza en los gobernantes y los compatriotas que caminan a su lado, los mexicanos encuentran consuelo y esperanza en su familia (…) La familia se encuentra idealizada como el refugio donde los mexicanos sí pueden confiar unos en otros, es el conjunto donde sí se comparten valores, sí se encuentra el apoyo”.
El mismo estudio afirma también que esta imagen de la familia impide a los ciudadanos percibirse como parte de una colectividad superior a su entorno inmediato (la comunidad, la ciudad, la patria) y al mismo tiempo, ponerse de acuerdo para alcanzar metas en conjunto. En sí, para 81de cada 100 mexicanos antes que el país está su familia.
¿Por qué entonces, escuchamos o decimos frecuentemente que la familia está en crisis? ¿Por qué al hablar de familia nos referimos solo a los problemas que le aquejan: violencia, infidelidad, divorcio, adicciones, delincuencia, falta de comunicación, entre otros, que hacen pensar que este núcleo social se está fracturando?
Ante esto, ¿no sería más adecuado recordar lo que aporta la familia? Las significativas fortalezas que la distinguen como una institución natural y ancestral, donde existe:
[ulist style=”2″] Derecho a la vida: primer derecho universal de un ser humano sobre todos los demás.Derecho a la educación: aprender, superarse y ser alguien productivo para la sociedad.
Se acepta a cada uno como es, sea cual sea su carácter, temperamento o condición física.
Se aprende a amar: la primera experiencia de todo ser humano de amar y relacionarse con los demás, la aprende dentro de su familia.
Se trasmiten creencias, tradiciones, hábitos y costumbres.
Es la escuela de los valores, ya que dentro de ellas se viven éstos.
Es un espacio de apoyo, confianza y solidaridad.
Se aprende a vivir en paz y armonía.
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Después de muchos años de estudio podemos afirmar que no hay nada que nos haga suponer la desaparición de la familia, por más que se diga que está en crisis. De hecho, la historia nos confirma lo contrario: los lazos familiares se han revitalizado y transformado, de ninguna manera desaparecido.
Si continuamos viendo a la familia con un enfoque centrado en sus problemas, la percepción será incompleta, pues es parte de su propia naturaleza. No así, si entendemos sus fortalezas quizá podamos explicar no sólo por qué ha existido hasta el presente, sino también por qué es parte esencial de nuestras vidas.
Estos son días de reflexión, ¿qué mejor que empezar a ver de otra forma a este grupo primario que nos forma y nos apoya?
Y tú, ¿qué opinas?
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hijos… ¿Cuándo?
“Tu abuelita se casó a los dieciséis años, no había cumplido los diecisiete y ya era mamá”, me cuenta mi padre. Mi madre a los 23 años ya tenía dos hijos y ¿yo?… tengo 28 y ¡ni novio tengo!
En los últimos años, el papel de la mujer ha cambiado significativamente. A mediados del siglo pasado la mujer contraía matrimonio antes de alcanzar la mayoría de edad, no estudiaba una carrera y casi no trabajaba. En los años sesenta, el promedio de hijos por mujer era de siete.
Actualmente, la mujer mexicana se casa en promedio a los 25.3 años (1), incrementando así la edad para tener a su primer hijo; estudiamos, trabajamos y nos desenvolvemos en los campos político, económico y social. El promedio de hijos por mujer, hoy en día, es de 2.1 (2).
Sin duda alguna, contamos con muchas más oportunidades de las que tuvieron nuestras abuelas o mamás pero también tenemos el gran riesgo de caer en un desequilibrio de vida que nos lleve a olvidarnos de nuestro papel insustituible como madres.
Quiero tener hijos, ¿cuántos? ¿cuándo? … pero también quiero realizarme profesionalmente ¿cómo le hago?
Un estudio del Departamento de Sociología en la London School of Economics, demuestra que en la actualidad el 20% de las mujeres se inclina por desarrollar una carrera profesional; otro 20% prefiere dedicarse por completo al cuidado de sus hijos, y el 60% restante deseamos compatibilizar la atención a la familia con un empleo remunerado.
Sin embargo, una gran realidad es que “los mejores años como mujeres en el trabajo coinciden con los mejores años para ser madres”.
Expertos han encontrado que la fertilidad de la mujer empieza a declinar a los 27 años y que la década ideal para tener a nuestro primer hijo es de los 25 a los 35 años.
¿Que está sucediendo?
Que la maternidad ha sido pospuesta. Cada día vemos a más mujeres que no pueden embarazarse, que recurren a técnicas de reproducción humana asistida para concebir y otras que llegan a sus cuarenta años sin haber sido madres.
De igual modo, la dinámica social es distinta. Por ejemplo, en la sociedad americana encontramos las autodenominadas “parejas DINK: double income, no kids (doble ingreso, sin hijos)”; y por el otro lado, tenemos a mujeres CEO de empresas multinacionales que han declarado después de tener éxito económico y profesional: “me ha faltado la dicha de ser madre, y ahora, ya es demasiado tarde”.
Como mujer, considero muy importante el planear estos años y valorar nuestro papel como madres y como ejecutivas. Básicamente, reflexionar en cómo te gustaría verte dentro de diez o quince años y responder a qué quieres hacer de tu vida.
Esto es relevante ya que al coincidir ese tiempo como madre y profesionista, será necesario optar por alguno de ellos, si no totalmente, por lo menos de forma parcial.
En lo personal, la satisfacción que he vivido con mis hijos ha sido mucho mayor que mis logros o éxitos profesionales.
Nos dice Janne Haaland Matlary, catedrática de la Universidad de Oslo, en su libro “El tiempo de las mujeres, notas para un nuevo feminismo”: “Hay que encontrar la manera de compaginarlo todo, pero en caso de conflictos, tendremos que recordar que la prioridad básica son nuestros hijos pequeños. Tengo que saber con certeza cuándo me estoy desviando de mis prioridades y cuándo las estoy siguiendo; ya que si no tenemos establecidas nuestras prioridades siempre nos sentiremos inseguras”.
Y continúa: “la capacidad y la disponibilidad de las mujeres para la participación en los ámbitos del trabajo profesional y de la política están en relación directa con la satisfacción de sus necesidades en el ámbito familiar”.
En la vida hay tiempo para todo, podemos trabajar muchos años pero tener hijos y verlos crecer es algo que dura muy poco.
Los hijos son el mayor regalo que recibimos las mujeres, no lo rechacemos.
Y tu, ¿Qué opinas?
(1) Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 2007.
(2) Consejo Nacional de Población (CONAPO), 2008 .
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Morir para dar vida
Durante muchas generaciones era común escuchar de mujeres que morían dando a luz a algún hijo. La mortalidad si no considerada como algo normal, era parte de la vida de muchas mujeres.
Debido a los avances médicos y tecnológicos podríamos pensar que esto ya no existe, pero es preocupante saber que en la actualidad fallecen anualmente cerca de mil 100 mujeres en etapa materna. Además, este fenómeno provoca una secuela social de tres mil huérfanos cada año. Y más preocupante es que de acuerdo con el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, el 80 por ciento de estas defunciones maternas son prevenibles.
Los problemas más recurrentes a los que se enfrentan las mexicanas, tanto en zonas urbanas, como en suburbanas y rurales, son los siguientes:
[ulist style=”2″] Retardos en llegar a un establecimiento adecuado o para el tratamiento necesario (en ocasiones más de ocho horas).Baja calidad en la atención médica.
Sobresaturación en servicios de segundo nivel
Baja atención en el primer nivel
Inaccesibilidad física, financiera y cultural de los servicios de salud
Falta de información y educación
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Por todo eso, es necesario proteger la maternidad en todas sus etapas:
a) Antes del embarazo: Aún existen empresas y maquiladoras públicas y privadas que solicitan periódicamente a las mujeres una prueba de embarazo para permitir que sigan trabajando. En el momento de una contratación se cuestiona a la mujer si está o no embarazada, si piensa casarse y tener hijos y en la mayoría de los casos se decide no contratarlas. Estas acciones son totalmente discriminatorias y van en contra de valorar realmente a la maternidad.
b) Durante el embarazo y al momento del parto: La mujer debe contar con la información y educación necesaria. En el trabajo debe tener consideraciones especiales como son tiempos de descanso y permiso de maternidad.
c) Después del parto: Pocas son las empresas públicas o privadas que apoyan a la mujer durante los meses de lactancia disponiendo de lugares especiales para alimentar a su bebé, y meses más tarde con guarderías en donde las mujeres puedan dejar a sus hijos mientras trabajan. Cabe mencionar que las “madres adoptivas” no gozan de ninguna de las prestaciones que la ley otorga a las mujeres que son madres, ¿qué acaso no tienen las mismas responsabilidades y cuidados que una madre biológica cuando el nuevo bebé llega a su casa?
Cada día en nuestro país se tiene una cantidad significativa de mujeres esperando un bebé sin tener el respaldo de la pareja y/o de la familia, incluso en muchas ocasiones son despedidas de sus casas y de sus trabajos.
A nivel nacional, las instituciones públicas carecen de políticas de ayuda a la mujer embarazada. Por ejemplo, el Gobierno del Distrito Federal no posee ningún programa de apoyo a las mujeres que deciden seguir con su embarazo, dejando la responsabilidad a otras instancias. El tema de la mujer embarazada no es prioritario en nuestro país ya que revisando el “Gasto Etiquetado para Mujeres y la Igualdad de Género”, se pone en evidencia el hecho de que se consideran muchos programas y recursos, pero en la práctica, los recursos destinados contemplan a la mujer gestante como un sector indiferente.
Aún cuando existen algunos esfuerzos como el de la Secretaría de Educación Pública que difunde los derechos de las madres jóvenes y jóvenes embarazadas y que brinda un programa de becas en educación básica a este mismo sector o el caso de la Secretaría de Salud Federal que posee el programa de “embarazo saludable”, el cual suscribe a la mujer al Seguro Popular, falta mucho por hacer.
Claro, no todo es negativo, existen instituciones privadas encargadas de apoyar a estas mujeres bajo cualquier circunstancia, sin importar edad, educación o nivel socioeconómico. Acompañan a la mujer para fortalecerla, ofreciéndole alojamiento, alimentación, atención psicológica, atención médica (antes, durante y después del parto), capacitación en diversos oficios y habilidades, formación y superación personal, orientación y protección.
Pero sí es evidente que el apoyo en salud es insuficiente ante las posibles complicaciones que una mujer embarazada enfrenta y que no cuenta con otro tipo de ayuda.
Si la mujer embarazada no tiene el apoyo necesario ni las condiciones adecuadas para dar vida, ¿dónde está el fortalecimiento a la familia? ¿qué tipo de sociedad queremos?
¿Y tú, qué opinas?
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El derecho a la pensión alimenticia
¿Sabías que en la Ciudad de México nueve de cada 10 litigios de divorcio fueron de mujeres demandando pensión alimenticia? o ¿que la cuarta causa de divorcio judicial fue la negativa a cumplir – aún con sentencia establecida – con el sostenimiento del hogar por parte de alguno de los cónyuges? (INEGI, 2008).
¿Qué significa esto? Que en México, es muy común que los hombres y, algunas veces, las mujeres no cumplan con el pago de la pensión alimenticia, a pesar de la existencia de una orden o un convenio que los obligue.
En este sentido, es frecuente que cuando ocurre un divorcio, o una pareja se separa,la mujer, por lo general, se queda sola con los hijos y sin un apoyo económico, comprobando así una de las principales dificultades que una mujer suele tener ante una separación. Incluso un estudio efectuado por el Centro de Estudios Históricos e Interdisciplinarios sobre las mujeres refiere que entre los principales temores que padecen ellas antes de promover un divorcio son: la preocupación por los hijos con un 62%, seguido de la situación económica en un 43% (Eguiluz, 2004).
Y ¿qué es la pensión alimenticia? Este concepto no solo se refiere a la satisfacción de las necesidades nutricionales, sino también comprende el vestido, la habitación, la atención médica, y en caso de los menores, educación, de ahí su importancia y más allá, la necesidad de garantizar su cobertura.
Aún cuando la situación es compleja y es visible el problema de las mujeres para obtener la pensión alimenticia tras un divorcio (ya sea porque el varón no está dispuesto a seguir aportando al sostenimiento del hogar y a la manutención de los hijos, por simple rechazo, por tener un salario bajo, trabajo eventual, desempleo, o bien tener otra pareja e hijos que sostener), no deja de sorprender el tipo de medidas que nuestros legisladores proponen para “agilizar” el trámite. Me refiero al llamado “divorcio exprés”, en el que se disuelve el vínculo matrimonial en aproximadamente 40 días, dejando a las partes en posibilidad de contraer nuevas nupcias.
Sin embargo, lo que no se ha dicho es que esta ley no resuelve problemas de fondo como son la patria potestad, guarda y custodia de los menores, derecho de visita, pensión alimenticia y participación de bienes, procedimientos que tardan muchos meses o quizá años para llegar a un acuerdo. Es claro, la rapidez no implica solución.
Es cierto, también ha habido otros esfuerzos para garantizar la cobertura de este derecho, como el realizado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al pronunciarse por la posibilidad de que un menor presente una demanda de reconocimiento de paternidad y pensión alimentaria, aún cuando exista una resolución a favor del padre absolviéndolo de tales obligaciones.
Sin duda, este pronunciamiento es una medida por proteger el interés superior del menor en nuestro país pero aún falta por hacer.
Otra acción más que se está impulsando es la de garantizar el cumplimiento de la obligación alimentaria de acuerdo a los egresos del deudor, cuando no hay claridad en la forma de comprobación de sus ingresos. De esta manera no hay posibilidad de que el padre-deudor oculte o mienta sobre el monto de sus ingresos, caso desafortunadamente muy común hoy en día. Se sabe que en el Distrito Federal y en el estado de Tamaulipas se ha adoptado esta nueva forma de determinar las aportaciones; ojalá que sean más lugares donde se implemente para, así, proteger a los menores y al mayor número de personas con leyes adecuadas.
Y es que las fuentes de la pensión alimenticia provienen tanto del matrimonio como del parentesco en cuarto grado. Esto quiere decir que la relación no solo es de padres a hijos, sino también de la responsabilidad de los hijos para con sus padres, así como entre parientes cercanos, ya sean tíos, sobrinos o abuelos.
¿Porqué en cuestión de herencia sí podemos y nos interesa recibir bienes de nuestros padres, tíos o abuelos, pero cuando se trata de protegerlos, entonces nos lavamos las manos?
Ahora bien, esta responsabilidad se basa en un principio de “proporcionalidad”, es decir, según las posibilidades del deudor es lo que debe recibir el acreedor, ni más ni menos: si el padre puede darle mucho o poco a su esposa o hijos, este recurso debe ser de acuerdo a sus posibilidades reales, sin llegar evidentemente al abuso de parte de quien recibe.
Finalmente, el garantizar la protección de quien lo requiere, por aquel que tiene la posibilidad de dárselo – más cuando se trata de la propia familia- , no solo es una responsabilidad moral, es una responsabilidad de carácter jurídico.
Y tu que opinas?
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¿Existen los hijos favoritos?
Crees tu que existen hijos favoritos para un papá o una mamá dentro de una familia? Como papás los amamos por igual a todos, pero eso de preferir o de llevarte mejor con uno que con el otro es algo que se ha estudiado y puede explicarse.
A este fenómeno se le ha denominado “preferencias y rechazos”. Muchos autores insisten en que es más correcto hablar de afinidades, de cercanía, de “inclinaciones hacia uno u otro hijo”
La preferencia por uno de los hijos es una realidad más común de lo que se piensa y responde a factores inconscientes que nada tienen que ver con la voluntad de los padres.
Un famoso artículo publicado por la revista Time se tituló: “?Por que a mamá le gustas más tu?”. Jeffrey Kluger, escritor del libro “El efecto de los hermanos”, señala que el 95% de los padres tienen un hijo predilecto y el 5% restante miente.
Los motivos por los que hay una mayor o menor afinidad por los hijos pueden ser muchos: tiene rasgos de alguien a quien queremos o a quien detestamos; es más o menos cariñoso; más o menos divertido; más o menos inteligente; ha llegado en un momento propicio o en un momento difícil de la relación de pareja; es un hijo deseado o fue sorpresa; tiene una personalidad más fácil o más compleja.
Se parece a mi mismo o es diametralmente opuesto; por lo que me llevo muy bien o choco constantemente; nos da una mayor satisfacción o menos. En fin, son muchos y muy variados los motivos.
El problema surge cuando no se trata de una cuestión de sentimiento sino que, en la práctica y vida diaria hay diferencia en el trato entre nuestros hijos. El hijo “no preferido es relegado o menospreciado consciente o inconscientemente.
Los celos entre hermanos son inevitables, especialmente cuando el hijo mayor ha estado solo mucho tiempo y se anuncia la llegada de un hermanito. Como todo en la vida, los celos entre hermanos generan consecuencias negativas pero también positivas. Lo importante es estar atento a estos comportamientos.
En algunos casos el error lo cometen los abuelos: invitan a dormir sistemáticamente más a uno que al otro, le dan mejores regalos, y esto provoca situaciones conflictivas.
Hay que ser muy cuidadosos en no cometer un error frecuente que es incentivar a los hijos mostrándoles lo que hizo su hermano mayor o menor. Tampoco debemos etiquetarlos para lo que son según nosotros buenos o malos: te gusta leer, eres malo para el deporte, eres muy tímido, etc.,etc.
La preferencia o rechazo hacia uno de nuestros hijos es algo natural e inconsciente. Sin embargo, una realidad es que nuestro amor debe manifestarse por igual para todos:
Los excesos de amor por uno de los hijos no generan problema de por sí. Es el descuidar los otros o hacer un trato diferencial y negativo el que lo tiene.
Debemos de corregir estas actitudes. Es posible cambiar una conducta ejercitando una actuación consciente que luego se convertirá en rutina. Busca decirles todas las cosas positivas que tienen; cuando hacen algo bien, al realizar un esfuerzo, cuando logran algo concreto. Nunca es demasiado.
Es indispensable corregir a nuestros hijos sin herirlos, especialmente aquellos que nos cuestan más trabajo. No seas violento, mejor sé constructivo.
Al igual que se tienen espacios para compartir con el hijo predilecto, se deben encontrar espacios para compartir con el o los demás.
– Favorece la armonía, compañerismo y amor entre los hermanos, será una inversión emocional a futuro.
– Estar disponible cuando él/ella lo necesite es la mejor forma de que sepa que también es importante.
– Evitar comparaciones entre los hermanos es indispensable para no agudizar las diferencias.
– No fomentes la rivalidad entre ellos.
– Las caricias y el contacto físico son una forma inequívoca de demostrar amor.
– Como padres debemos ser conscientes de nuestros comportamiento con nuestros hijos, un trato igualitario es el punto de partida para la armonía de la familia.
Los favoritismos que se manifiestan de forma evidente hacen que lo pasen mal tanto los hijos como los padres. Los padres se niegan a reconocerlo y los niños que no son los preferidos a menudo pueden experimentar sensaciones como confusión, resentimiento, enfado y baja autoestima.
Para el favorito, tener que responder siempre a las expectativas y siente presión por la carga que supone esa etiqueta.
Y cuando venga la pregunta: ¿a quien quieres más? Explicarle que cada uno es único, con ideas y sentimientos únicos, y que te sientes muy orgulloso de ser su padre o su madre.
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