La lectura en méxico
Un hábito que no es sencillo para los mexicanos.
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Clases ¿en casa o en la escuela?
Cuando se trata de la educación de nuestros hijos las decisiones no son fáciles ni las tomamos a la ligera, ya que está en juego su futuro: ¿a qué edad debe iniciar? ¿qué escuela es la mejor? ¿qué sistema educativo es el más efectivo? y en los últimos años se suma una más: ¿clases en casa y sin maestros o en la escuela con maestros?
La mayoría de los papás optamos por la enseñanza tradicional en donde se manda a los pequeños a una escuela o institución ya sea pública o privada. Sin embargo, el llamado “homeschooling” o enseñanza en casa es cada vez más popular. En este sistema son básicamente las mamás quienen fungen como guías en el aprendizaje de sus hijos.
Este método de enseñanza es parecido al de las escuelas normales con la excepción de que no se envía a los niños a una escuela sino que toman sus materias en la casa; los precios son parecidos a los de escuelas privadas. Hay una matrícula anual y se compran los libros, el plan de estudios es igual al del sistema escolarizado; los exámenes y pruebas se realizan por internet o en papel y se envían a la escuela de inscripción. Incluso las graduaciones se realizan con grupos de niños que también reciben educación en casa.
Aunque esta tendencia es más popular en los Estados Unidos y Europa, en nuestro país tiene una presencia que va en aumento. La página de internet Homeschooling México, Comunidad de Educadores en el Hogar, registra más de mil quinientos miembros. Aunque este tipo de enseñanza no está contemplado en la Ley General de Educación, tampoco está prohibida, pues se establece que los estudios realizados fuera del sistema educativo podrán adquirir validez con su revalidación.
Como madre de familia me surgen muchas interrogantes que comparto sobre las ventajas y desventajas de este método de enseñanza, con el propósito de orientar sobre una decisión correcta. Dentro de las ventajas se ha visto que proporciona instrucción y atención individualizada a los niños; los padres pueden atender mejor a sus hijos, ver su progreso y encontrar las áreas en las que destacan y aquellas que más trabajo les cuesta para dedicarles más atención.
Los niños aprenden a su propio ritmo, ya que no deben esperar a que el resto de la clase comprenda, o bien, si algo se le dificulta, no se le presiona para que vaya al ritmo de los demás, disminuyendo el estrés que a veces provoca la escuela.
La escuela tradicional ofrece modelos estandarizados para el aprendizaje y transmisión de conocimientos, mientras que el hogar y los padres de familia pueden ofrecer una formación flexible y cercana, dejando que el niño sea libre y su aprendizaje más duradero.
Los padres ajustan el plan de enseñanza atendiendo al método en el que aprende mejor el niño, permitiendo un mayor rendimiento. Se incluye su capacidad de indagación, fortalecimiento de intereses específicos, desarrollo de talento, una educación más apegada a su personalidad, intereses y capacidades.
Aseguran -quienes promueven este método de enseñanza- que los papás pasan más tiempo con los hijos y que los conocen mejor, ya que realizan visitas a museos, parques, zoológicos, un contacto más vivo. Del otro lado de la moneda, los expertos coinciden en que el principal inconveniente de la “homeschooling” es la falta de convivencia con otros niños, vital para el desarrollo integral y que se da por excelencia en la escuela. El componente social para el niño es fundamental, y el núcleo de la familia es insuficiente; los niños no tienen oportunidad para enlazar y desarrollar amistades con otros niños aunque estos padres “de casa” sostienen que se les puede inscribir en otras actividades como el futbol, el baile, o clases de idiomas para lograr esta socialización.
Desde un punto de vista pedagógico, el aprendizaje colaborativo es una de las formas ideales para lograr que lo aprendido sea significativo y duradero, lo que solo es posible cuando el niño convive con personas de su edad pero distintas a él.
Puede ser cansado y aburrido para los niños el no salir de casa; y aunque todos los padres tienen la capacidad de formar a sus hijos, no significa que puedan fungir como maestros. Pueden tener muy buena voluntad, pero no necesariamente tienen la preparación en términos pedagógicos y de conocimientos para trasmitir adecuadamente las diferentes materias. El tiempo y el esfuerzo por parte de los partes sin duda alguna son mayores.
¿Cuál es mejor? Dependerá de la decisión de los padres y de lo que consideren mejor para sus hijos.
Y tú, ¿qué opinas?
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Las fortalezas de la familia
Este primer domingo de Marzo es el octavo año en que se celebra el Día Nacional de la Familia. Pero aún cuando reconocemos la importancia de este núcleo ¿sabemos, realmente, lo que significa? Y es que, sin duda, el término familia es uno de los más conocidos aunque, paradójicamente, de los menos reflexionados. Veamos…
A la familia se le considera la “base de la sociedad”, y al investigar sus raíces se comprueba que es la única institución que ha surgido de forma espontánea, a comparación de otras instituciones que han sido creados por el hombre para cumplir con una finalidad específica (Ejemplo: gobiernos, empresas, iglesias e instituciones educativas, entre otras).
La familia surge por sí sola. Esto no es una casualidad, es más la consecuencia de una realidad biológica, donde los integrantes menores necesitan de sus padres para crecer y convertirse en adultos, para ser cuidados y educados hasta que puedan valerse por sí mismos.
No todas las familias son iguales, en la mayoría hay papá, mamá e hijos; en otras sólo uno de ellos con hijos; las hay con abuelos o tíos que viven en la misma casa. Puede haber hijos adoptados, hijos de algún miembro de la pareja, o bien parejas sin hijos.
Con el tiempo va cambiando y cada familia se organiza diferente según las edades de sus miembros y situaciones particulares.
Muy revelador resultó el estudio “Sueños y aspiraciones de los mexicanos”, publicado por la revista Nexos (Febrero, 2011), en donde uno de los puntos centrales fue la percepción de los encuestados acerca de la familia. Las primeras líneas son de verdad interesantes:
“Sin sueño colectivo, sin faro que alumbre un camino, sin confianza en los gobernantes y los compatriotas que caminan a su lado, los mexicanos encuentran consuelo y esperanza en su familia (…) La familia se encuentra idealizada como el refugio donde los mexicanos sí pueden confiar unos en otros, es el conjunto donde sí se comparten valores, sí se encuentra el apoyo”.
El mismo estudio afirma también que esta imagen de la familia impide a los ciudadanos percibirse como parte de una colectividad superior a su entorno inmediato (la comunidad, la ciudad, la patria) y al mismo tiempo, ponerse de acuerdo para alcanzar metas en conjunto. En sí, para 81de cada 100 mexicanos antes que el país está su familia.
¿Por qué entonces, escuchamos o decimos frecuentemente que la familia está en crisis? ¿Por qué al hablar de familia nos referimos solo a los problemas que le aquejan: violencia, infidelidad, divorcio, adicciones, delincuencia, falta de comunicación, entre otros, que hacen pensar que este núcleo social se está fracturando?
Ante esto, ¿no sería más adecuado recordar lo que aporta la familia? Las significativas fortalezas que la distinguen como una institución natural y ancestral, donde existe:
[ulist style=”2″] Derecho a la vida: primer derecho universal de un ser humano sobre todos los demás.Derecho a la educación: aprender, superarse y ser alguien productivo para la sociedad.
Se acepta a cada uno como es, sea cual sea su carácter, temperamento o condición física.
Se aprende a amar: la primera experiencia de todo ser humano de amar y relacionarse con los demás, la aprende dentro de su familia.
Se trasmiten creencias, tradiciones, hábitos y costumbres.
Es la escuela de los valores, ya que dentro de ellas se viven éstos.
Es un espacio de apoyo, confianza y solidaridad.
Se aprende a vivir en paz y armonía.
[/ulist]
Después de muchos años de estudio podemos afirmar que no hay nada que nos haga suponer la desaparición de la familia, por más que se diga que está en crisis. De hecho, la historia nos confirma lo contrario: los lazos familiares se han revitalizado y transformado, de ninguna manera desaparecido.
Si continuamos viendo a la familia con un enfoque centrado en sus problemas, la percepción será incompleta, pues es parte de su propia naturaleza. No así, si entendemos sus fortalezas quizá podamos explicar no sólo por qué ha existido hasta el presente, sino también por qué es parte esencial de nuestras vidas.
Estos son días de reflexión, ¿qué mejor que empezar a ver de otra forma a este grupo primario que nos forma y nos apoya?
Y tú, ¿qué opinas?
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¿Tu tienes el control?
Existe la tendencia a pensar que los medios de comunicación tienen bondad o maldad en sì mismos. Con frecuencia escuchamos comentarios como “la televisión transmite basura” o “el periódico tal es muy amarillista”, o bien “ese programa de radio no habla de la realidad”.
Los medios de comunicación no son ni buenos ni malos. Son exactamente eso: “medios”, que hacen posible que un mensaje sea trasmitido por un emisor y que alguien mas lo reciba.
Quien realmente le da la intencionalidad al medio es aquel de quien surge la idea de trasmitir el mensaje. Es aquí donde actùan los dueños, directores, productores, reporteros, camarógrafos, fotógrafos, conductores, editores, escritores y publicistas.
Podemos decir que de manera indirecta intervienen los patrocinadores y anunciantes.
¿Y esto que tiene que ver con cada una de nosotras?. Pues que como parte de la sociedad somos quienes recibimos durante 24 horas al dìa estos mensajes. Somos los “receptores” de las ideas, noticias u opiniones de quienes hablan o escriben públicamente.
Como receptores, somos el eje central de la comunicación, ya que los emisores, canales y mensajes siempre buscaràn adecuarse a nuestras necesidades, potencialidades y circunstancias.
Los medios de comunicación son parte de nuestra vida diaria, como lo demuestran los siguientes datos:
[ulist style=”2″] Televisiòn: el 98% de los mexicanos contamos con un televisor; el consumo promedio es de màs de cuatro horas diarias de ver televisión.Radio: cuenta con una penetración del 73%, y el promedio de horas diarias dedicadas a escuchar radio es de 3.25 por persona.
Internet: existen 27.6 millones de internautas en nuestro país, poco menos de la mitad se conectan entre una y tres horas diarias, mientras que el resto se mantiene conectado todo el dìa.
[/ulist] Sin embargo, ¿Qué nos presentan estos medios?. Basta sentarse unos minutos frente a la pantalla o abrir los periódicos diarios para constatar que la mayoría de los contenidos que recibimos tienen un altísimo grado de violencia, con referencia sexual y diversos antivalores.
De aquí, la importancia de preguntarnos: ¿Qué tipo de receptor soy?
– RECEPTOR PASIVO:
es quien recibe y acepta el mensaje sin preguntarse quien lo envía o si este es veràz.
busca obtener información recurriendo a los medios de comunicación electrónicos como material de consulta.
es uno mas entre la masa de receptores
por lo general, repite lo escuchado e imita conductas de personajes de los medios de comunicación
carece de una sòlida preparación intelectual
– RECEPTOR ACTIVO:
participa en la selección de los mensajes; es decir, lo que lee, escucha o ve, depende de su decisión personal
busca información en sitios adecuados de consulta. Cuando obtiene información que es importante, la valida en otros sitios o medios de consulta.
esta consciente de su rol activo como receptor y emite una respuesta activa.
es observador, analiza el contenido del mensaje y discierne sobre la calidad de este.
tiene una sòlida formación. Està , por lo general, en un proceso constante de actualización
Podemos resumir lo anterior en dos palabra, el pasivo es solamente “receptor”, mientras que el activo es un “perceptor”
El nivel de conciencia crìtica de una persona o sociedad va de la mano con la madurez. No significa el hecho de oponernos a todo, por el contrario, se trata de ser capaces de desarrollar criterios para poder recibir, analizar, sintetizar y opinar sobre cualquier información que recibamos, para tomar asi decisiones pensadas y razonadas.
Nos corresponde a cada una de nosotras el darle el justo valor a los medios de comunicación:
[ulist style=”2″] Determinando cuanto tiempo le dedicaremos a ellosQue uso les daremos
Seleccionando aquello que queremos leer o escuchar
Exigiendo “calidad” en la información, en los recursos educativos y en el entretenimiento que recibimos
Haciendo saber a quienes transmiten los mensajes cuando no estamos de acuerdo con estos.
[/ulist]
Te invito a no ser un receptor pasivo, a tener una conciencia crìtica ante los medios de comunicación: a apagar la televisión cuando no valga la pena verla, a cambiar de estación de radio cuando escuchas algo que no vale la pena, a cerrar un periódico o una revista cuanto el artículo es malo; a enviar cartas cuando algo no te parezca.
Si los medios de comunicaciòn continúan presentando contenidos de violencia, sexualidad enferma o antivalores, es porque nosotros, la sociedad los recibimos sin decir nada.
Tenemos la responsabilidad de elevar la cultura de la comunicación en nuestra país, defendiendo la libertad y la dignidad humana.
“Tomar el control”, no significa censurar, sino discriminar según la propia voluntad lo que prefiero y lo que no me interesa. Significa que soy dueño de mi entretenimiento y no al revés. Decidir que quiero ver y escuchar y renunciar a otras cosas, implica decidir el nivel de importancia que deseo que tengan los medios en mi vida.
¿Y tu que opinas?
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La mamá más mala del mundo
Me atrevo a afirmar que todas las mamás hemos escuchado de nuestros hijos alguna de estas frases: “que mala eres mamá!, todos van a ir menos yo!”….”por tu culpa, no me volverán a invitar!”….”eres del año cero!”….”pareces un sargento…” y otras muchas más.
Si algo queremos las mujeres que tenemos hijos, es ser una buena madre, y que nuestros hijos nos lo reconozcan. Nos desvivimos todos los días por lograrlo, pero te parecería que tu hijo al cabo de los años se refiriera a ti como la “mamá más mala del mundo”. Sería algo desastroso ¿no crees?
Pues después de leer este pensamiento que comparto contigo, ya no me pareció tan desastroso recibir este calificativo:
LA MAMÁ MÁS MALA DEL MUNDO.
Yo tuve la mamá más mala del mundo.
Mientras los otros niños no tenían que desayunar, yo tenía que comer cereal, huevos y pan tostado. Cuando los demás tomaban refrescos gaseosos y dulces para el almuerzo, yo tenía que comer un sándwich.
Mi madre siempre insistía en saber donde estábamos, parecíamos encarcelados. Tenía que saber quiénes eran nuestros amigos y lo que estábamos haciendo. Insistía en que si decíamos que íbamos a tardar una hora, solamente nos tardábamos una hora.
Me da vergüenza admitirlo, pero tuvo el descaro de romper la ley contra el trabajo de niños menores: hizo que laváramos trastes, tendiéramos camas, aprendiéramos a cocinar y muchas cosas igualmente crueles.
Creo que se quedaba despierta en la noche pensando en las cosas que podría obligarnos a hacer; siempre insistía en que dijéramos la verdad y nada más que la verdad.
Para cuando llegamos a la adolescencia, ya fue más sabia y nuestra vida se hizo aún más miserable.
Nadie podía tocar el claxon para que saliéramos corriendo; nos avergonzaba hasta el extremo obligando a nuestros amigos a llegar a la puerta para preguntar por nosotros.
Mi madre fue un completo fracaso; ninguno de nosotros ha sido arrestado, todos mis hermanos han hecho labor social y también han servido a su patria.
Y… ¿a quién debemos culpar de nuestro terrible futuro?
Tienen razón, a nuestra mala madre.
Vean de lo que nos hemos perdido.
Nunca hemos podido participar en una manifestación con actos violentos y miles de cosas más que hicieron nuestros amigos. Ello nos hizo convertirnos en adultos educados y honestos.
Usando esto como marco, estoy tratando de educar a mis hijos de la misma manera; me siento orgulloso cuando me dicen que soy malo.
Y, verán…
Doy gracias a Dios por haberme dado,
¡La mamá más mala del mundo!
Paul H. Dunn
En este mes que se celebra el día de las madres, si es que tienes la dicha de serlo o en tus planes está serlo, te invito a reflexionar sobre esta gran misión en nuestra vida.
Nuestros hijos estarán con nosotras algunos años de su vida, sin lugar a duda de los más importantes, ya que durante la infancia es cuando aprenden los hábitos las virtudes que más tarde pondrán en práctica para ser hombres y mujeres de bien en la sociedad.
No debemos tener miedo a ejercer nuestra autoridad y establecer límites y reglas, para lo cual se tienen que dar ciertos principios para que sea efectiva:
[ulist style=”2″] Ser consecuentes: nuestro estilo de vida y autoridad deben estar fundamentados en principios sólidos independientemente de las circunstancias. El niño necesita que sus papás sean firmes, les muestren lo que está bien y lo que está mal, que tengan normas estables y que los corrijan cuando se equivocan.
Respetar y exigir: es el equilibrio entre principios sólidos y una forma atractiva de enseñarlos, tiene que ir acompañado de un componente afectivo: “disciplina con amor”
Jerarquizar: no se puede exigir en todo simultáneamente y con la misma intensidad. Para ello, conviene fijar normas estables y resaltar las más relevantes, y por supuesto, irlas cambiando y soltándolas de acuerdo a la edad.
Decisiones en conjunto: de ser posible que las reglas de la casa las pongas junto con tu esposo, o con los demás miembros de la familia.
[/ulist] Lo anterior no es otra cosa, sino la formación de la voluntad, la cual es un pilar fundamental para la educación de nuestros hijos, pues en ella recae la capacidad de elegir lo que más conviene y de perseverar con dedicación y fortaleza para alcanzar metas ideales.
¿Cuál es la diferencia entre aquellos hombres y mujeres que se mantienen en sus principios, y los que se dejan envolver por el ambiente? ¿Qué es lo que hace que algunos niños o adolescentes sean firmes y otros vulnerables?
En gran parte esta diferencia puede ser esa “mamá barco y consentidora”, o esa “mamá exigente y mala”; las dos educaron con mucho amor, buenas intenciones y mucho trabajo, pero la diferencia hará que los hijos sean más o menos felices en sus vidas.
Y tú, ¿qué opinas?
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Tips para evitar la violencia familiar
Escuchamos hablar sobre la violencia que se vive dentro de muchas familias, sus causas y consecuencias, pero poco sobre como podemos evitarla.
He aquí diez consejos para nosotros como padres de familia, ya que en nuestra manos está el crear un ambiente de paz y armonía dentro de nuestras familias:
1. Aprende a respirar profundo y tres veces seguidas hasta contar 20 en cualquier situación que se presente y mucho más si está relacionada con los hijos
2. Ten siempre claro que los problemas tienen que ver contigo y otros adultos, por lo tanto, sepáralas de las que tengan que ver con tus hijos.
No los involucres, que no sean ellos los que tengan que soportar el peso de tu cansancio, estrés, preocupación o cualquier situación por la que estés pasando en ese momento.
3. La paz familiar sólo puede encontrarse con la tolerancia, todos somos diferentes, ya que podemos pensar de manera distinta y reaccionar diferente ante las diferentes situaciones.
Así que sea cual sea la situación debemos tratar de acudir a nuestra capacidad para racionalizar las situaciones y darle la importancia y el lugar a cada cosa.
Enseñar tolerancia es la base para prevenir el bullying o acoso dentro de la familia.
4. Los hijos aprenden con y a través de nuestro ejemplo, muchas veces nosotros mismos nos descontrolamos y perdemos la capacidad para dominar nuestros sentimientos de furia, dolor e impotencia, pero cuando hacemos esto delante de nuestros hijos, estamos en un problema peor.
Así que si ellos ven que somos lo suficientemente equilibrados, bondadosos, tolerantes con los demás, ellos asumirán la misma actitud y no agredirán a nadie.
5. No grites, ni en casa ni en ningún lugar, eso fomenta la paz y la tranquilidad, el respeto por los otros y por ellos mismos.
6. Practica rutinas con horarios fijos para la hora de comer y dormir, para que los niños y los adultos puedan descansar. No es viable que en un hogar donde mamá y papá están cansados y agotados por las razones que sean, tengan que ser las diez de la noche y los niños anden por allí revoloteando por todas partes generando conflictos o simplemente viendo televisión.
7. No permitas que consuman dulces dos horas antes de acostarse, esto hace que se aceleren y se pongan a la vez nerviosos y no puedan calmarse ni conciliar el sueño.
8. Sea cual sea la edad límite de tus hijos, su hora de televisión, sobre todo la nocturna, hacen que ellos se dispersen y no tengan una rutina adecuada de sueño.
9. Dedícales tiempo de calidad, lo que les guste hacer a ellos y a ti. Esto te lo agradecerán toda la vida.
10. Escúchalos con atención siempre que te hablen, esto hará que ellos te respeten y se sentirán cómodos e igualmente respetados, así que cuando tu necesites que te escuchen, lo harán con respeto porque ya tú se lo has enseñado con el ejemplo.
Recuerda: la violencia es una cadena: si el papá llega cansado y enojado a su casa, agrede o insulta a su esposa; la mujer en muchos casos se desquita con los hijos, estos con los hermanos y tristemente en cuanto lleguen a la escuela serán agresivos o violentos con sus compañeros: “violencia genera más violencia”.
Si tus hijos viven en un ambiente de cariño y respeto, seguramente cuando formen su propia familia, buscarán lo mismo. Si por el contrario, han vivido agresividad, insultos, devaluaciones, faltas de respeto, entre otras, muy probablemente repetirán estas conductas con sus cónyuges e hijos futuros.
Te invito a que sigas estos diez prácticos y sencillos consejos a que a través de su implementación y seguimiento en tu hogar te ayudarán a crear un clima favorable que te permita evitar la violencia intrafamiliar, tan dañina para nuestra sociedad.
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La escritura como herramienta para sanar nuestro interior
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