Síndrome de alineación parental
Hace unas semanas, escuché por primera vez el término “Síndrome de alienación parental”, al entrevistar, en el programa de radio que conduzco, a un llamado “padre alienado”.
Hablé con especialistas, investigué y comprobé que es una situación que ha existido siempre, pero que ahora tiene un nombre, y más importante aún, una atención especial de la sociedad.
Cuesta trabajo pensar que un padre o una madre manipulen intencionalmente a sus hijos, poniéndolos en contra del otro, sin embargo, tristemente es algo que vemos cada día con más frecuencia después de un divorcio o una separación.
El síndrome fue descrito y catalogado por el Dr. Richard Gardner, especialista en el tema, como “un desorden que se da principalmente en el contexto de conflictos de custodia física y moral entre los padres. Es el proceso intencional por el que un progenitor transforma la conciencia de sus hijos con el objetivo de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos afectivos y de convivencia cotidiana armónica con el otro progenitor”.
Afirmaciones como “tu papá es malo, no nos da dinero, nos dejó solos”, “tu papá es un mujeriego y borracho”, “si no fuera por tu mamá, viviríamos felices”, “tu mamá no los quiere, mira lo que hizo”, son algunas de las que empiezan a escuchar los niños o los jóvenes después de que los padres han decidido no estar juntos.
Al iniciar esta vida por separado, surgen sentimientos de rabia, enojo, ira, frustración y soledad. Y es entonces cuando inicia una competencia entre ambos y de exigencia a los hijos para que les demuestren su amor, no tanto en hechos, sino rechazando a quien fuera su marido o su mujer.
Existen grados de alienación parental e incluso puede presentarse en menor grado en un matrimonio unido, en donde alguno de los cónyuges crea un desprestigio del otro ante los hijos.
En un mayor grado, puede convertirse en una situación patológica cuando la separación conyugal ha sido sumamente conflictiva.
En la mayoría de los casos, la madre es quien se queda con la custodia de los hijos, sobre todo si son pequeños, por lo que suele ocurrir con mayor frecuencia que la mujer es quien aleja a sus hijos del padre con manipulaciones, chantajes, mentiras, exageraciones y menosprecio, limitando poco a poco la convivencia entre ellos y provocando que el propio padre no pueda ver más a sus niños.
Por supuesto, el “padre alienado” se siente terriblemente frustrado e impotente para demostrarle a su hijo que no es cierto lo que le están diciendo, que lo ama y le preocupa su vida. Lamentablemente, es poco lo que este padre puede hacer, ya que el hijo, en este caso, crea una dependencia y una lealtad mal entendida hacia la madre.
Las consecuencias para los “hijos alienados” son tremendas:
[ulist style=”2″] Enojo, angustia y estrés.Pérdida o disminución de la capacidad para controlar sus impulsos.
Pérdida de autoestima y confianza en sí mismo.
Ansiedad por la separación.
Desarrollo de miedos y fobias.
Depresión e ideas suicidas.
Desórdenes del sueño.
Desórdenes alimenticios, alcoholismo o drogadicción.
Problemas escolares y de relaciones con los amigos.
Comportamiento obsesivo-compulsivo.
Identidad sexual alterada.
Sentimientos de culpa.
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Es de todos sabido que todo divorcio afecta en mayor o menor medida a los hijos, y si éste va acompañado con una “alienación parental”, sus efectos son más profundos. En un divorcio pierden todos, pero cuando se vuelve una “pelea campal”, quienes resultan más afectados son, en definitiva, los hijos.
Un padre o una madre no deben medir el amor de sus hijos en la medida en que éstos le den la espalda al que fue su cónyuge.
Todo niño o joven tiene derecho a convivir y ser amado por ambos padres. A menos que exista una situación extrema de violencia o mala influencia de uno de ellos (incluso en esta situación se establecen las visitas vigiladas), nunca se le debe negar el derecho a un padre o a una madre de ver crecer a sus hijos, apoyarlos, convivir con ellos y, ante todo, de amarlos profundamente.
Es tan grave y frecuente la “alienación parental” en la actualidad, que se está buscando sentar las bases jurídicas para que sea tipificado como delito, ofreciendo un respaldo legal efectivo a los “padres alienados”, hasta ahora desprotegidos por la ley.
La situación requiere soluciones. ¿Y tú qué opinas?
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