Además de abuelos, ¿papás?
La Directora de un kínder espera la llegada de los papás de sus alumnos a la junta de información para el inicio del curso escolar, y cuál es su sorpresa, que en su mayoría no son ellos los que asisten, sino los abuelos.
Me comenta que la situación es, cada día, más habitual, en tanto padre y madre, trabajan fuera de casa. Esto ha llevado a que gran cantidad de abuelos asuma una parte de responsabilidad en el cuidado y educación de sus nietos y nietas por ser quienes los recogen de la escuela, les dan de comer, les ayudan en la tarea escolar y conviven con ellos durante la tarde.
Es aquí donde viene la interrogante: ¿Quiénes somos responsables de la educación de nuestros hijos? ¿Los padres o los abuelos?
Por un lado, los abuelos trabajaron, pagaron su vivienda, criaron a sus hijos, ahorraron dinero para la vejez y ahora se encuentran colaborando al pago de la hipoteca del departamento de sus hijos o encargándose de sus nietos mientras sus padres trabajan. Pero por otro, es mucho mejor que un niño esté acompañado por sus abuelitos a estar en una guardería, casa infantil o incluso solo en su casa.
En nuestro país, como en el resto del mundo, se ha estudiado el vínculo padre-madre e hijo, llegando a la conclusión de lo trascendental que es que un padre y, en especial, una madre conviva con sus hijos en la primera y segunda infancia.
En el libro “La familia en la mira”, Judith Bruce plantea cómo las instancias tanto públicas como privadas de un país deben dirigir sus esfuerzos a reforzar este vínculo, ya que: “su ausencia puede ir en detrimento tanto de la subsistencia como del bienestar de los niños”.
México es de los pocos países en donde todavía se cuenta con una estructura familiar y en donde miembros de varias generaciones siguen conviviendo, muchas veces bajo el mismo techo. Considero que el apoyo que los abuelos puedan dar a sus hijos es importante, pero se debe tener cuidado cuando ese apoyo se convierte en una clara “sustitución”. Veamos algunos escenarios:
Ventajas:
[ulist style=”2″] Contar con la presencia de los abuelos, en una familia, ayuda a la educación de los hijos, a través de su experiencia, puntos de vista y madurez.
Los abuelos se sentirán más útiles, considerados y valorados; pueden sentirse rejuvenecidos al recibir amor y compañía de sus nietos.
Transmiten valores familiares y mantienen el lazo entre las generaciones.
Pueden apoyar en consejos y cuidados de los más jóvenes.
Pueden aprender nuevos conceptos de tecnología o de otro tipo, al estar en contacto con sus nietos.
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Desventajas:
[ulist style=”2″] Pueden no estar de acuerdo con las ideas de los padres jóvenes, creyendo en su experiencia: pueden ser por un lado muy consentidores, o bien, demasiado autoritarios.
Pueden encontrarse con unos nietos exigentes y demandantes, que no están dispuestos a obedecer.
Su condición física, en ocasiones puede limitar la ayuda o acompañamiento que brindan.
Si los papás no aceptan la forma de los abuelos en cuanto a la educación, pueden existir reclamos y sentimientos negativos o de culpa, propiciando una ruptura familiar.
Los niños se sienten desconcertados en cuanto a la autoridad entre sus padres y sus abuelos, y pueden incluso manipular a ambos lados.
Pueden aparecer problemas financieros, médicos o emocionales entre los abuelos y los hijos, cuando se trata de la educación de los nietos.
[/ulist] Sin duda, el planteamiento sobre la ayuda de los abuelos no es sencillo ya que cada caso es particular y único. Probablemente tú estés viviendo una situación similar, y encuentres en ella aspectos positivos, y otros no tanto.
Sabemos que la mayoría de las mujeres que trabajan fuera de casa y tienen que dejar a sus hijos a cargo de sus abuelos, lo hacen ya sea por estar solas (la cuarta parte de las madres en México son madres solteras), o para dar un apoyo económico a la familia.
Sin embargo, puedo decirte por experiencia propia, que estos años pasan demasiado rápido, y que cuando te das cuenta, tus hijos ya crecieron y no pudiste convivir con ellos. Tenemos que buscar un equilibrio: el trabajo y el sostén de nuestra familia son muy importantes, sí, pero el vínculo entre nosotras con nuestros hijos, es primordial.
¿Y tú, que opinas?
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El chantaje en adultos mayores
No es un tema fácil el hablar sobre el chantaje que ejercen algunos adultos mayores hacia sus hijos y familiares. He decidido tocarlo después de varios comentarios recibidos por ustedes que viven esta situación.
De que se trata? De hombres y mujeres que aprovechan su avanzada edad y su delicado estado de salud para lograr que cumplan sus exigencias como condición para seguir en buena armonía.
“Desde que mi mamá vive con nosotros, la familia se ha visto afectada……cuando voy de visita a casa de mis padres nunca se a que hora voy a salir, ya que me piden siempre más y más…mi padre está enojado y de mal humor aún con sus nietos todo el día”, son algunos de las afirmaciones que he escuchado.
Y como hijos, el no acceder a sus caprichos nos produce un malestar profundo que poco a poco se va enquistando hasta transformarse en rencor.
Es una situación delicada, pero también común. Se trata del llamado “chantaje emocional”, el cual es “una forma de control, que utiliza la culpa y otros sentimientos para lograr que la gente actúe de acuerdo a los deseos del manipulador” (en este caso los hijos o familiares).
El mensaje oculto es: “si no me das lo que deseo, vas a sufrir o eres muy malo y egoísta, porque me haces sufrir a mi”. Se utilizan los sentimientos como valor de cambio.
Y surgen frases tales como: “¿es que ya no me quieres, con todo lo que he hecho por ti?…..eres un mal hijo o hija y no valoras lo que yo te he dado….no me ayudes, sé que soy una carga para todos ustedes, etc. etc.
Te invito el día de hoy a que reflexiones si eres un adulto mayor que está manipulando y chantajeando a tus familiares, o bien eres tu la víctima de esta situación.
¿Cómo saberlo? He aquí algunos comportamientos:
– Amenazan con volverte difícil la vida si no haces lo que quieren.
– Te dicen o dan a entender que se abandonarán, se harán daño o se deprimirán si no haces lo que quieren.
– Siempre quieren más por mucho que les des.
– Habitualmente ignoran o no hacen caso de tus sentimientos y aspiraciones.
– Hacen generosas promesas que están supeditadas a tu comportamiento y rara veces las cumplen.
– Te tratan de egoísta, malo, interesado, insensible o descuidado cuando no cedes.
– Se deshacen en alabanzas cuando cumples sus caprichos y las retiran cuando te mantienes firme.
– Utilizan en dinero como arma para salirse con la suya.
Si esto esta sucediendo dentro de tu casa, debemos de detenerlo. Son tácticas sutiles que utilizan nuestros adultos mayores o bien tú estás utilizando para hacer su voluntad. Se trata de un chantaje emocional que puede convertirse, sino es que ya lo es, en una enfermedad crónica.
El chantajista provoca malestar, angustia, miedo o culpa, para obtener lo que desea de las personas. Causa grandes daños en las relaciones familiares.
Por el otro lado, sino la familia no cede se siente culpable porque el adulto mayor se presenta como la víctima, se enoja fácilmente y como consecuencia agrede o amenaza verbalmente a quien está a su cargo o lo ha acogido; les quita el dinero, la ayuda o cualquier otra cosa que dependa de él; o bien, se autocastiga, dejándose de cuidar (por ejemplo no tomar sus medicinas o seguir su dieta si está enfermo)
El chantajista emocional no actúa por maldad. Si bien es egoísta, es sumamente inseguro y tiene miedo a perder el cariño y la atención de la gente que lo rodea. Sin embargo, no acepta su inseguridad ni sus temores. Al contrario, trata de hacernos creer que somos nosotros quienes lo necesitamos, por lo que debemos mantenerlo contento para que no se aleja.
¿Qué hacer?
Si actúas como víctima, pregúntate que es lo que te impide decir “NO”, poner límites o pedir un trato diferente.
Si es tu papá o tu mamá debes de establecer límites y exigir un respeto por lo que estás haciendo.
Evita en la medida de lo posible a las personas que tratan de manipularte, pero no trates de cambiarlas. Y si no has podido lograrlo, busca ayuda profesional.
Y si estás actuando como manipulador, piensa porque no puedes pedir lo que deseas de una manera clara, directa y con cariño. Debes aprender formas más adecuadas de pedir y expresar tus deseos, sentimientos y preferencias. ¿Qué es lo que te da miedo? ¿qué necesitas para actuar de una manera diferente? ¿cómo podrás lograrlo?
Las relaciones donde se da una manipulación emocional, pueden mantenerse cerca físicamente, sobretodo si son entre padres e hijos, pero emocionalmente acaban separadas por el enojo y el resentimiento.
Y esto definitivamente NO VALE LA PENA. Haz algo ahora mismo!
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