A mis padres
No me des todo lo que pida; a veces yo sólo pido para ver cuánto puedo obtener.
No me des siempre órdenes; si me pidieras las cosas con cariño, yo las haría más rápido y con más gusto.
Cumple las promesas buenas o malas; si me ofreces un premio, dámelo…pero también un castigo si me lo merezco.
No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o mi hermana; si tú me haces lucir peor que los demás, entonces seré yo quien sufra.
No me corrijas mis faltas delante de nadie; enséñame a mejorar cuando estemos solos.
No me grites; te respeto menos cuando lo haces, me enseñas a gritar también a mí y no quiero hacerlo.
Déjame valerme por mí mismo; si tú haces todo por mí yo nunca aprenderé.
No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro; me haces sentir mal y perder la fe en lo que dices.
Cuando yo hago algo mal, no me exijas que te diga el por qué, pues a veces ni yo mismo lo sé.
Cuando estés equivocado en algo, admítelo para que crezca la opinión que yo tengo de ti, y así me enseñarás a admitir mis equivocaciones.
Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos; ya que aunque seamos familia, podemos ser amigos también.
No me digas que haga una cosa que tú no haces; yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no lo digas, pero nunca lo que tú digas y no hagas.
Enséñame a conocer y amar a Dios; pero de nada vale si yo veo que tú ni lo conoces, ni lo amas.
Cuando te cuente un problema mío, no me digas: “No tengo tiempo para boberías” o “Eso no tiene importancia”; trata de comprender y ayudarme.
Quiéreme mucho y dímelo; a mí me gusta oírlo, aunque tú creas que no es necesario que me lo digas.
Anónimo.
JUAN PABLO II:
«Los padres son los primeros que tienen el derecho y el deber de educar a sus hijos, en sintonía con sus propias convicciones. No cedáis este derecho a las instituciones, que pueden transmitir a los niños y a los jóvenes la ciencia indispensable, pero no les pueden dar el testimonio de la solicitud y el amor de los padres.
No os dejéis engañar por la tentación de asegurar a vuestros hijos las mejores condiciones materiales a costa de vuestro tiempo y de vuestra atención, que necesitan para crecer “en sabiduría, edad y gracia ante Dios y ante los hombres” (Lc 2, 52). Si queréis defender a vuestros hijos contra la corrupción y el vacío espiritual, que el mundo presenta con diversos medios y, a veces, incluso en los programas escolares, rodeadlos del calor de vuestro amor paterno y materno, y dadles el ejemplo de una vida cristiana» .
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La mujer profesionista como agente de cambio
La situación actual en que nos encontramos, tanto hombres como mujeres, a principios del siglo XXI no podría explicarse sin mirar ciertos antecedentes de cómo la mujer ha ido participando en la vida pública.
Fue hasta el siglo XIX cuando las propias mujeres comenzaron a unirse en organizaciones creadas para luchar por la emancipación de su sexo: no podían votar ni ocupar puestos públicos, no podían tener propiedades, transferían al marido los bienes heredados; no podían dedicarse al comercio, tener negocio propio, ejercer muchas profesiones, abrir una cuenta corriente o aspirar a un crédito. Las leyes en lo civil y en lo penal las trataban como menores de edad. Esto no quiere decir que no hubiera mujeres que influyeron en este siglo, pero quizá su papel más importante fue la creación y conservación de una vida familiar fuerte y estable y la educación de los hijos.
Los Primeros Pasos
A principios del siglo XX, el tema central fue el derecho al voto. En Estados Unidos la mujer lo obtuvo en 1920 y en México fue en 1953. La Primera Guerra Mundial hizo que la mujer se incorporara al mundo del trabajo y que le reconocieran ciertos derechos laborales.
Un hecho verdaderamente histórico fue el descubrimiento de los métodos anticonceptivos, que logra por primera vez la disociación entre la sexualidad y la reproducción, hecho que ha provocado cambios decisivos en la condición histórica de la mujer y en la relación entre los sexos.
Se produce en Europa un gran impulso a favor de la libertad sexual, el control de la natalidad y surgen los primeros movimientos feministas radicales.
A finales del siglo pasado se llevaron a cabo conferencias mundiales que reunieron al mundo entero centrando su atención en temas que afectaban directamente a la mujer: salud, educación, violencia, pobreza, trabajo y participación pública, entre otros.
Salieron a la luz atrocidades cometidas contra mujeres tales como la mutilación genital, la lapidación, la violencia y el tráfico de niñas y adolescentes.
Realidad Social Actual
Se han realizado desde entonces convenios internacionales, políticas públicas y diversos esfuerzos a favor de la mujer. La condición ha mejorado, pero aún está lejos de ser equitativa.
Basta con mirar la situación de la mujer en México: según el último censo somos poco más de la mitad de la población y vivimos en promedio unos cinco años más que el hombre. Sin embargo…
[ulist style=”2″] La participación en la vida pública es sólo de un 16% en relación a los hombres.El 9.8% de la mujeres todavía son analfabetas.
El nivel máximo de estudio que alcanza la mayoría de las mujeres mexicanas es de segundo de secundaria.
Uno de cada cuatro hogares, en nuestro país, está encabezado por una mujer, sea viuda, divorciada, refugiada, abandonada o sola.
Diariamente mueren 12 mujeres por cáncer cérvico-uterino y cuatro por cáncer de mama; a pesar de los avances en materia de salud.
La quinta parte de las mamás mexicanas son madres solteras.
[/ulist]
No hay duda que en las últimas décadas se ha presentado no sólo en nuestro país, sino a nivel mundial, un cambio generacional muy fuerte: el promedio de edad en la cual la mujer se está casando es de 25.5 años (nuestras abuelas lo hacían a los 15 años); el promedio actual de hijos por mujer es de 2.1 (en los años setenta era de siete hijos por mujer); el número de matrimonios está descendiendo y el de divorcios va en aumento. Encontramos cada vez más mujeres que deciden vivir en unión libre, y que voluntaria o involuntariamente son madres solteras.
Participación Laboral
Al hablar de participación laboral, cada vez más mujeres salen a trabajar fuera de su casa, algunas por gusto, la mayoría por necesidad: el 65% de estas mujeres son asalariadas y sólo 3% son empleadoras. Sus jornadas de trabajo son dobles, es decir, trabajan en una fábrica o empresa, y al regresar a su casa siguen trabajando. Hay un dicho muy cierto que dice: “el trabajo del hombre cesa cuando el sol declina, el de la mujer nunca termina”.
Según la encuesta nacional sobre el uso del tiempo del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), la mujer trabaja 14 horas más que el hombre a la semana.
Ahora bien, la mayoría de las mujeres queremos o tenemos que trabajar, pero también queremos formar una familia. Un estudio muy interesante demostró que en la actualidad un 20% de las mujeres optan por desarrollar su vida profesional y no tener hijos, otro 20% han decidido dedicarse por completo al cuidado de los hijos; y el resto, un 60% deseamos compatibilizar la atención a la familia con un empleo remunerado. Surge entonces ese gran conflicto entre familia y trabajo, ya que una gran realidad es que “los mejores años como mujeres en el trabajo coincide con los mejores años para ser madre”.
Es por ello que para que las mujeres no vivamos un conflicto diario de dividirnos entre nuestra familia y el trabajo, debemos contar con el apoyo del Gobierno, promoviendo políticas públicas que permitan que la mujer pueda ser madre, esposa y profesionista; de las empresas con horarios flexibles, guarderías, permisos en embarazos, trabajos en casa y, por supuesto, con el apoyo de los hombres, que como empresarios y como esposos tienen que apoyar para que esta sociedad tenga mujeres equilibradas y, por ende, familias sólidas.
La gran interrogante: ¿Cómo compaginar familia y trabajo?
Los hombres y las mujeres, con igual dignidad como seres humanos, somos diferentes, lo dicen importantes estudios médicos y psicológicos: hay diferencias en nuestra inteligencia, memoria verbal, racionamiento, metas, aspiraciones y emotividad, que sería tema de gran interés para otra reflexión.
El hombre cuando sale a trabajar, se olvida que tiene hijos; las mujeres no lo podemos separar: estamos en el trabajo pensando en los hijos, y en la casa pensando en el trabajo.
Mi propuesta es que esta interrogante no sólo sea de nosotras las mujeres, sino también de los hombres. Seguimos todavía pensando y viviendo el viejo modelo de pareja en la que el padre es el proveedor o abastecedor económico de su familia y la madre quien educa a los hijos.
Esto debe cambiar. Los hijos necesitan desde que nacen el apoyo y apego del padre, “la excesiva presencia del padre en el trabajo, no justifica su ausencia en la vida de familia”. Hay consecuencias en los niños estudiadas por expertos cuando el padre no está presente: disfunciones cognitivas, déficits intelectuales, privación afectiva, inseguridad, baja autoestima y mal desarrollo de la identidad sexual.
Somos dos cabezas en el matrimonio, que pueden alternarse, suplirse, complementarse, delegarse, sustituirse o actuar simultáneamente según convenga al bienestar de los hijos. La igualdad de oportunidades exige la igualdad de responsabilidades, es decir, la “co-responsabilidad”.
La Mujer Profesionista
Las mujeres profesionistas de hoy tenemos más oportunidades de las que tuvieron las mujeres de antes, pero también tenemos el gran riesgo de caer en un desequilibrio de vida, que nos lleve a descuidar lo más importante para lo cual fuimos creadas: nuestra propia dignidad y el darnos a los demás a través de la familia y del matrimonio, si hemos optado por este camino.
Tanto hombres como mujeres tenemos que lograr el equilibrio entre familia y trabajo. El desarrollo de un país se potenciaría si se diera también el desarrollo de las familias que lo constituyen. Para tener una “sociedad sana”, es necesario contar con familias sólidas, y para que una mujer pueda formar una familia sólida, debe contar con el apoyo de los gobiernos, las empresas públicas y privadas y principalmente de los hombres.
¡Seamos nosotras, mujeres profesionistas, este agente de cambio que tanto necesita nuestra sociedad! ¡Aprovechemos los grandes retos y oportunidades que el mundo de hoy nos presenta!
De no ser así, pensemos ¿qué México estamos formando para nosotros y para nuestros hijos?
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Una amistad especial
Inicia el mes de Octubre con la celebración del Día Internacional de las Personas de Edad que tiene por objeto reconocer la contribución de los adultos mayores al desarrollo humano y económico.
Es cierto que a nadie nos gusta que nos llamen “persona de edad, viejos o de la tercera edad”, pero también es una realidad el fenómeno de envejecimiento demográfico que se vive en México, demostrado en el porcentaje de las personas en edad avanzada.
No solo en nuestro país sino a nivel mundial, actualmente el número de personas mayores de 60 años es dos veces superior al que había en 1980. En 2050, habrá casi 392 millones de personas de 80 años, es decir cuatro veces más que ahora; en los próximos cinco años, el número de personas mayores de 65 años será superior al de los niños menores de cinco años y para el 2050 será superior al número de niños menores de 14 años.
El mundo está cambiando y nuestra expectativa de vida va en aumento; y como en todo, existen ventajas y desventajas, oportunidades y retos. El día de hoy quiero enfocarme a una de las grandes oportunidades que tenemos al convertirnos en personas mayores, y me refiero al hecho de ser “abuelos”.
He escuchado decir que son la “cereza del pastel”, “el postre de la vida”, lo que si es un hecho es que la convivencia actual de tres o hasta cuatro generaciones juntas dan lugar a una de las relaciones más simples, profundas e importantes: los niños y sus abuelos. Esta estrecha relación se origina desde el día en que nace el nieto, los abuelos establecen una conexión única ya que este pequeño es parte de su hijo o hija y es la continuidad y crecimiento de la familia.
Por otro lado, la llegada de los nietos ocurre en una etapa muy distinta a cuando ellos fueron padres. Ese período vital, en el que recogen sus años vividos, facilita la relación con los hijos de sus hijos. Los abuelos tienen toda una experiencia de vida que los ayuda a sentirse más relajados y a disfrutar más intensamente cada momento en el que conviven con su nieto.
Los abuelos son, en la mayoría de los casos, personajes inolvidables en la vida de los niños. Comparto contigo la descripción de niños de 8 años que de forma muy graciosa pero real, definen como son sus abuelos:
[ulist style=”2″] Cuando salimos a pasear con ellos, se detienen para enseñarnos cosas bonitas como hojas de diferentes formas, un ciempiés de muchos colores o la casa del lobo.Los abuelos son una señora y un señor que como no tienen niños propios les gustan mucho los de los demás.
Son unos señores que para leer usan anteojos, siempre los pierden y cuando me he quedado a dormir con ellos usan unas ropas bien cómicas.
Un abuelo es una abuela pero hombre.
Los abuelos son gente que no tiene nada que hacer, solo están ocupados cuando nosotros los vamos a visitar.
Los abuelos son personas con las que es bien divertido salir de compras. Ellos no nos dicen ¡apúrate!
Nos responden preguntas como: “¿por qué Dios no está casado?” o “¿por qué es que los perros persiguen a los gatos?”
No les importa contarnos el mismo cuento varias veces y les encanta leernos historias.
Todo el mundo debe buscarse unos abuelos, son las únicas personas grandes, que siempre están contentas de estar con nosotros.
Ellos saben que podemos comer algunas chucherías antes de acostarnos, les encanta rezar con nosotros y nos besan y consienten aunque nos hayamos portado un poco mal.
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En esta amistad especial, el beneficio es mutuo: el niño aporta una visión hacia lo joven, hacia el dinamismo de la vida y la alegría que muchas veces olvidamos los adultos. Los niños de hoy son más despiertos y obligan a los abuelos a estar más activos.
Por el otro lado, los abuelos aportan seguridad, tranquilidad y contención a sus nietos; estos últimos ven en sus familiares mayores un ejemplo, una forma de hablar y de elevar la voz, distinta a los padres, que a veces están sobrepasados por el trabajo y las circunstancias. Pueden entretener, educar, consentir y corregir a sus pequeños nietos; proyectan su propia historia a las generaciones venideras y crean un sentido de pertenencia a la familia.
En nuestro mundo que envejece rápidamente, las personas mayores y en especial los que son abuelos desempeñarán un papel cada vez más importante.
Y tú, ¿qué opinas?
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Clases ¿en casa o en la escuela?
Cuando se trata de la educación de nuestros hijos las decisiones no son fáciles ni las tomamos a la ligera, ya que está en juego su futuro: ¿a qué edad debe iniciar? ¿qué escuela es la mejor? ¿qué sistema educativo es el más efectivo? y en los últimos años se suma una más: ¿clases en casa y sin maestros o en la escuela con maestros?
La mayoría de los papás optamos por la enseñanza tradicional en donde se manda a los pequeños a una escuela o institución ya sea pública o privada. Sin embargo, el llamado “homeschooling” o enseñanza en casa es cada vez más popular. En este sistema son básicamente las mamás quienen fungen como guías en el aprendizaje de sus hijos.
Este método de enseñanza es parecido al de las escuelas normales con la excepción de que no se envía a los niños a una escuela sino que toman sus materias en la casa; los precios son parecidos a los de escuelas privadas. Hay una matrícula anual y se compran los libros, el plan de estudios es igual al del sistema escolarizado; los exámenes y pruebas se realizan por internet o en papel y se envían a la escuela de inscripción. Incluso las graduaciones se realizan con grupos de niños que también reciben educación en casa.
Aunque esta tendencia es más popular en los Estados Unidos y Europa, en nuestro país tiene una presencia que va en aumento. La página de internet Homeschooling México, Comunidad de Educadores en el Hogar, registra más de mil quinientos miembros. Aunque este tipo de enseñanza no está contemplado en la Ley General de Educación, tampoco está prohibida, pues se establece que los estudios realizados fuera del sistema educativo podrán adquirir validez con su revalidación.
Como madre de familia me surgen muchas interrogantes que comparto sobre las ventajas y desventajas de este método de enseñanza, con el propósito de orientar sobre una decisión correcta. Dentro de las ventajas se ha visto que proporciona instrucción y atención individualizada a los niños; los padres pueden atender mejor a sus hijos, ver su progreso y encontrar las áreas en las que destacan y aquellas que más trabajo les cuesta para dedicarles más atención.
Los niños aprenden a su propio ritmo, ya que no deben esperar a que el resto de la clase comprenda, o bien, si algo se le dificulta, no se le presiona para que vaya al ritmo de los demás, disminuyendo el estrés que a veces provoca la escuela.
La escuela tradicional ofrece modelos estandarizados para el aprendizaje y transmisión de conocimientos, mientras que el hogar y los padres de familia pueden ofrecer una formación flexible y cercana, dejando que el niño sea libre y su aprendizaje más duradero.
Los padres ajustan el plan de enseñanza atendiendo al método en el que aprende mejor el niño, permitiendo un mayor rendimiento. Se incluye su capacidad de indagación, fortalecimiento de intereses específicos, desarrollo de talento, una educación más apegada a su personalidad, intereses y capacidades.
Aseguran -quienes promueven este método de enseñanza- que los papás pasan más tiempo con los hijos y que los conocen mejor, ya que realizan visitas a museos, parques, zoológicos, un contacto más vivo. Del otro lado de la moneda, los expertos coinciden en que el principal inconveniente de la “homeschooling” es la falta de convivencia con otros niños, vital para el desarrollo integral y que se da por excelencia en la escuela. El componente social para el niño es fundamental, y el núcleo de la familia es insuficiente; los niños no tienen oportunidad para enlazar y desarrollar amistades con otros niños aunque estos padres “de casa” sostienen que se les puede inscribir en otras actividades como el futbol, el baile, o clases de idiomas para lograr esta socialización.
Desde un punto de vista pedagógico, el aprendizaje colaborativo es una de las formas ideales para lograr que lo aprendido sea significativo y duradero, lo que solo es posible cuando el niño convive con personas de su edad pero distintas a él.
Puede ser cansado y aburrido para los niños el no salir de casa; y aunque todos los padres tienen la capacidad de formar a sus hijos, no significa que puedan fungir como maestros. Pueden tener muy buena voluntad, pero no necesariamente tienen la preparación en términos pedagógicos y de conocimientos para trasmitir adecuadamente las diferentes materias. El tiempo y el esfuerzo por parte de los partes sin duda alguna son mayores.
¿Cuál es mejor? Dependerá de la decisión de los padres y de lo que consideren mejor para sus hijos.
Y tú, ¿qué opinas?
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La familia y las adicciones
“MI HIJA NO”. Recuerdo tan bien el título de esta película en la cual los padres de una adolescente fueron los últimos en enterarse y aceptar la adicción de su hija a las drogas y al alcohol.
El campo de las adicciones es muy amplio, podríamos pensar que solo el alcoholismo y la drogadicción afectan al ser humano, sin embargo tomando la clasificación mencionada en el libro “Libre de adicciones” podemos hablar de las adicciones “ingestivas o de sustancias” tales como el tabaco, la cafeína, los desórdenes alimenticios de la bulimia, anorexia y comedores compulsivos, el chocolate, el azúcar, los fármacos y los ya mencionados alcohol y drogas. Y el segundo tipo de adicción denominado adicciones de “proceso” en donde se enmarcan las del comportamiento: adicción al robo, compras, trabajo, perfeccionismo, a la mentira, al sexo, ejercicio, televisión, internet, al juego, crimen, a acumular dinero, el activismo, la religiosidad o la pornografía; las mentales tales como pensamientos obsesivos, negativos, de preocupación o exageración o bien las adicciones que tienen que ver con relaciones de codependencia.
La adicción es un estado de compulsión, obsesión y preocupación que esclaviza la voluntad y el deseo de la persona. Es cualquier proceso ante el cual somos impotentes ya que nos controla, nos obliga a decir, hacer y pensar cosas que no van de acuerdo con nuestros valores personales y nos conduce progresivamente a ser más compulsivos y obsesivos hacia el objeto de la adicción. Es considerada como una enfermedad. En muchas ocasiones, la adicción es utilizada por la persona para evitar o eliminar cualquier realidad que le resulta intolerable o dolorosa.
Cuando alguno de estos comportamiento toca la vida de un familiar o de un ser querido, la reacción inicial puede ser: “!mi hijo NO, mi marido NO, mi hermano NO!”, y ahora ¿qué hacemos?
La mejor defensa de la familia contra el impacto emocional de la adicción de uno de sus miembros consiste en aceptar la enfermedad, adquirir conocimientos sobre ella y hacerse de la madurez y el valor necesarios para enfrentarla. Mientras más se escondan o disimulen las emociones, más difícil será lograr un proceso de rehabilitación eficaz.
Las familias cercanas del adicto necesitan ayuda. Quienes resultan más afectados son: el cónyuge, los hijos, los padres y los hermanos. Esto puede parecerte absurdo: ¿cómo es posible que los familiares necesiten ayuda si el adicto es el que está mal? Es importante entender y aceptar que toda la complicación psicológica de las adicciones se contagia de alguna manera y daña a las personas cercanas. Se cometen muchos errores que a menudo dificultan la recuperación del dependiente, aun cuando no sea ésta la intención.
Es asombroso observar como el adicto puede llegar a controlar a su familia, principalmente al cónyuge y a la madre, quien por un lado lloran, gritan, se quejan, alegan, ruegan, amenazan o dejan de hablarle; pero también disimulan, lo protegen y lo defienden de todas las consecuencias de su adicción.
La mejor manera de ayudar a un familiar que padece una adicción es terminar con la ignorancia, situarse en la realidad y poner en práctica lo que se aprendió. El problema de los adictos radica en su persona; su rehabilitación sólo puede lograrse con la abstinencia total. Por eso, es al adicto a quien le corresponde decidirse, por su propia voluntad, a tomar medidas eficaces. El papel de la familia es acompañarlo y apoyarlo lo más posible.
Ahora bien, hay mucho que hacer para poder prevenir que nuestros hijos caigan en una adicción. Comparto contigo algunas acciones que como padres podemos hacer para contrarrestar las influencias negativas que reciben nuestros jóvenes:
[ulist style=”2″] Formar hábitos positivosFormar una personalidad fuerte: está comprobado que gran parte de los adictos poseen un carácter débil, poca fuerza de voluntad, porque así fueron educados.
Evitar tanto la sobreprotección como la negligencia.
Darse cuenta del daño que genera a largo plazo satisfacer todos sus deseos.
Tener una buena comunicación, platicar sobre sus actividades y problemas.
No delegar en la sociedad o en la escuela la responsabilidad de su educación.
Compartir con ellos el tiempo libre.
Respetar a nuestros hijos, tomando en cuenta sus actitudes y comentarios.
Estimularlos a que tomen sus propias decisiones y asuman responsabilidades.
Dar buen ejemplo.
Proporcionar a nuestros hijos amor y seguridad, el cariño no se opone a la disciplina.
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Como dice el dicho popular “es mejor prevenir que lamentar”; es mejor atacar el problema a tiempo, que decir “mi hija NO”.
Y tú, ¿qué opinas?
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Porqué los niños necesitan el amor de papá y mamá
En la actualidad, el número de hogares mono-parentales va en aumento: los niños viven únicamente con la madre o el padre ya sea por divorcio, separación o muerte de alguno de ellos.
Sabemos que la situación idónea para un niño es crecer al lado de su papá y de su mamá, la cual no siempre es posible, aunque lo puede ser en parte. Por ello que me gustaría reflexionar sobre la importancia de la figura paterna y materna en el desarrollo de un niño, y buscar la forma práctica de que el menor disfrute de ambas figuras.
Es importante mencionar que, si bien los hijos necesitan de la presencia y del cuidado de ambos padres, la calidad de la relación que exista entre los esposos va a influir profundamente en el hijo y tiene un gran impacto en su proceso de desarrollo: cada hijo necesita no sólo del cariño de su padre y de su madre, sino también el cariño que su padre y su madre se tienen entre sí.
El padre tiene una tarea imprescindible en la formación de hogar, en su ambiente y en la educación de sus hijos, no sólo de los varones, cuyo papel es decisivo para que éstos reconozcan su identidad, sino también para el desarrollo armónico de las hijas, a quienes la presencia del padre les confirma en su feminidad.
La madre tiene una especial relación que la une al niño, sobre todo en los primeros años de vida. Ella le ofrece el sentimiento de seguridad y confianza que lo llevará a desarrollar su propia identidad y a relacionarse sanamente con los demás. Recuerdo una frase que escuché en el velorio de una mujer, cuando su hijo de sesenta años lloraba desconsolado: “todo hombre deja de ser un niño, hasta el día en que muere su madre”.
Una familia, en la que la madre y el padre están presentes ayudará al desarrollo integral de los hijos, diversas situaciones de la vida cotidiana, por ejemplo:
[ulist style=”2″] La manera de jugar que tienen los hombres con los bebés incluye más movimientos físicos (70%) de su juego en comparación con los que realiza la madre (4%). El juego del padre favorece el desarrollo muscular y la estimulación temprana, el de la madre favorece el abrazo y la caricia (“The two sexes: growing up apart, coming together” Eleanor E. Maccoby.)En el campo de la comunicación, la mujer tiene más facilidad para adaptarse a los niños y hacer que éstos la entiendan; mientras que el hombre, como tiene menos desarrollada esta habilidad, indirectamente ayuda al niño a desarrollar su vocabulario (Ibídem).
En el campo de la formación de hábitos, los padres ponen mayor énfasis en la justicia, equidad y deber. Las madres muestran la importancia de la simpatía, el cariño y el cuidado (“In a different voice: psychological theory and women´s development”. Carol Gilligan). El Doctor Kyle Pruett de la Facultad de Medicina de Yale, lo afirma de forma simple y profunda “los padres no hacen el trabajo de las madres”.
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Papás y mamás criamos a nuestros hijos de manera diferente, es verdad; pero también es cierto que los niños necesitan tanto de la ternura de una mujer como de la rudeza de un hombre; de la equidad de una, como de la competencia del otro; de la seguridad que ella busca, como del riesgo que él quiere tomar.
Basta observar en un parque quien es el que anima a sus hijos a que se columpien más fuerte o trepen más arriba, a que pedaleen su bicicleta un poco más rápido, o avienten la pelota con más de fuerza. Y quién es quién grita: ¡No vayas tan rápido, no te subas tan alto, no le des tan fuerte!
Las madres y los padres disciplinan de manera diferente: ellos enfatizan la justicia, la imparcialidad y el deber; nosotras, la compasión, el cuidado y la ayuda. Hasta para enfrentar la vida los padres tienden a ver a su hijo en relación con el resto del mundo; las madres tendemos a ver al resto del mundo en relación con nuestro hijo, ¿cierto no?
Las figuras paterna y materna son básicas en el desarrollo del menor. Las aportaciones y diferencias son muchas y no terminaríamos en este espacio, lo importante es ser conscientes que para el desarrollo integral de nuestros hijos, debemos asegurarnos que tengan un acceso continuo a las maneras diferentes y complementarias de cómo educamos los hombres y las mujeres.
Si él o ella no está disponible, te recomiendo buscar esa figura en alguien cercano (hermano, tío, abuelo), para favorecer la identidad del menor, que a fin de cuentas es quien tiene el derecho a gozar de unos padres.
Y tú, ¿qué opinas?
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Las fortalezas de la familia
Este primer domingo de Marzo es el octavo año en que se celebra el Día Nacional de la Familia. Pero aún cuando reconocemos la importancia de este núcleo ¿sabemos, realmente, lo que significa? Y es que, sin duda, el término familia es uno de los más conocidos aunque, paradójicamente, de los menos reflexionados. Veamos…
A la familia se le considera la “base de la sociedad”, y al investigar sus raíces se comprueba que es la única institución que ha surgido de forma espontánea, a comparación de otras instituciones que han sido creados por el hombre para cumplir con una finalidad específica (Ejemplo: gobiernos, empresas, iglesias e instituciones educativas, entre otras).
La familia surge por sí sola. Esto no es una casualidad, es más la consecuencia de una realidad biológica, donde los integrantes menores necesitan de sus padres para crecer y convertirse en adultos, para ser cuidados y educados hasta que puedan valerse por sí mismos.
No todas las familias son iguales, en la mayoría hay papá, mamá e hijos; en otras sólo uno de ellos con hijos; las hay con abuelos o tíos que viven en la misma casa. Puede haber hijos adoptados, hijos de algún miembro de la pareja, o bien parejas sin hijos.
Con el tiempo va cambiando y cada familia se organiza diferente según las edades de sus miembros y situaciones particulares.
Muy revelador resultó el estudio “Sueños y aspiraciones de los mexicanos”, publicado por la revista Nexos (Febrero, 2011), en donde uno de los puntos centrales fue la percepción de los encuestados acerca de la familia. Las primeras líneas son de verdad interesantes:
“Sin sueño colectivo, sin faro que alumbre un camino, sin confianza en los gobernantes y los compatriotas que caminan a su lado, los mexicanos encuentran consuelo y esperanza en su familia (…) La familia se encuentra idealizada como el refugio donde los mexicanos sí pueden confiar unos en otros, es el conjunto donde sí se comparten valores, sí se encuentra el apoyo”.
El mismo estudio afirma también que esta imagen de la familia impide a los ciudadanos percibirse como parte de una colectividad superior a su entorno inmediato (la comunidad, la ciudad, la patria) y al mismo tiempo, ponerse de acuerdo para alcanzar metas en conjunto. En sí, para 81de cada 100 mexicanos antes que el país está su familia.
¿Por qué entonces, escuchamos o decimos frecuentemente que la familia está en crisis? ¿Por qué al hablar de familia nos referimos solo a los problemas que le aquejan: violencia, infidelidad, divorcio, adicciones, delincuencia, falta de comunicación, entre otros, que hacen pensar que este núcleo social se está fracturando?
Ante esto, ¿no sería más adecuado recordar lo que aporta la familia? Las significativas fortalezas que la distinguen como una institución natural y ancestral, donde existe:
[ulist style=”2″] Derecho a la vida: primer derecho universal de un ser humano sobre todos los demás.Derecho a la educación: aprender, superarse y ser alguien productivo para la sociedad.
Se acepta a cada uno como es, sea cual sea su carácter, temperamento o condición física.
Se aprende a amar: la primera experiencia de todo ser humano de amar y relacionarse con los demás, la aprende dentro de su familia.
Se trasmiten creencias, tradiciones, hábitos y costumbres.
Es la escuela de los valores, ya que dentro de ellas se viven éstos.
Es un espacio de apoyo, confianza y solidaridad.
Se aprende a vivir en paz y armonía.
[/ulist]
Después de muchos años de estudio podemos afirmar que no hay nada que nos haga suponer la desaparición de la familia, por más que se diga que está en crisis. De hecho, la historia nos confirma lo contrario: los lazos familiares se han revitalizado y transformado, de ninguna manera desaparecido.
Si continuamos viendo a la familia con un enfoque centrado en sus problemas, la percepción será incompleta, pues es parte de su propia naturaleza. No así, si entendemos sus fortalezas quizá podamos explicar no sólo por qué ha existido hasta el presente, sino también por qué es parte esencial de nuestras vidas.
Estos son días de reflexión, ¿qué mejor que empezar a ver de otra forma a este grupo primario que nos forma y nos apoya?
Y tú, ¿qué opinas?
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Fertilización asistida
Se estima que en nuestro país existen más de un millón y medio de parejas que padecen infertilidad, que equivale a un 4.4% de la población fértil.
Vemos a nuestro alrededor espectaculares, anuncios en radio, televisión o revistas sobre médicos, clínicas u hospitales que ofrecen dar solución a estas parejas.
Es importante señalar que para que una pareja sea diagnosticada de infértil, deberá haber pasado un año, durante el cual han tenido relaciones sexuales frecuentes y sin protección alguna, ya que sucede que muchas parejas a los tres o cuatro meses que no pueden concebir un bebé, buscan de inmediato un tratamiento.
¿Qué tanta información veraz reciben estas parejas? O bien, ¿Qué tanto se informa la pareja antes de someterse a algún tipo de tratamiento?
Recordemos que las técnicas de reproducción humana asistida (RHA) permiten la procreación por vías artificiales ya sea dentro o fuera del cuerpo de la mujer, por otra vía diversa a la relación sexual.
A su vez, ésta técnicas se denominan “homólogas” cuando los gametos son de del hombre y la unidos en matrimonio o viviendo juntos; y “heterólogas” cuando alguno o ambos de los gametos son de uno o dos donadores distintos a la pareja unida en matrimonio o que viven juntos.
Una de las primeras cuestiones que se presentan ante la pareja, es el costo de este tipo de prácticas, el Instituto de Esterilidad y Salud Reproductiva informó que entre el procedimiento y los medicamentos requeridos se alcanzan por los menos los $70,000 en un solo intento, elevándose alrededor de los $150,000 cuando se realizan más intentos.
Las tasas de éxito son muy bajas. Se calcula un porcentaje del 25% de niños nacidos vivos por ciclo, hasta la edad de 34 años donde el porcentaje empieza a declinar. Esto representa una tasa de fracaso del 75%, significando un costo económico y psicológico muy alto para las personas que se someten a ellas (OMS, 2002) En éstas técnicas existe una pérdida de embriones, que se calcula entre un 93-94%.
Por supuesto, deben considerar los riesgos y complicaciones que existen tanto para los padres como para los hijos por nacer, algunos de ellos son:
[ulist style=”2″] Síndrome de hiperestimulación ovárica
Aspiración de óvulos
Riesgos a nivel pediátrico: alteraciones genéticas, malformaciones congénitas, riesgos fetales y perinatales
Partos múltiples
Aspectos psicológicos en los padres como angustia, sufrimiento, sentimientos de culpa y decepciones.
[/ulist] Un estudio muy interesante realizado por primera vez en los Estados Unidos en adultos que fueron concebidos por donación de esperma, muestra aún después de muchos años reacciones negativas como el no saber de dónde vengo, el que existió dinero de por medio para mi concepción, el miedo de relacionarse con alguien que pueda ser pariente ó la curiosidad de conocer al padre donador. (My Daddy´s name is donor: a new study of Young adults conceived through sperm donation. New York, NY)
¿Por qué es necesario legislar sobre materia de reproducción asistida?
Actualmente en nuestro país no existe ningún tipo de regulación de estas prácticas, esto quiere decir que cada quien usa los criterios que cree convenientes sin ningún control ni registro.
En los últimos años se han presentado varias iniciativas con el fin de regular las prácticas en RHA. Sin embargo, la mayoría de ellas desgraciadamente abren la puerta al abuso, al tráfico, mercadeo, producción, investigación y congelación de embriones y tráfico de embriones. Urge establecer una legislación adecuada que regule estas prácticas para tener un mayor control y vigilancia sobre los procedimientos, los lugares en los que se realizan, así como sus resultados.
Viene la pregunta obligada ¿Qué alternativas tiene una pareja que desea tener un hijo y no puede?
La manera más adecuada para ofrecer la mejor solución para la infertilidad es buscar la causa médica que está impidiendo el proceso normal para lograr la fecundación, ya que las TRHA no curan la infertilidad, ni tampoco sus causas.
En el caso de la mujer es importante conocer su historial de los ciclos menstruales, estudios de sangre, rayos x; puede ser que con la administración de un suplemento alimenticio, la de un fármaco o la realización de una cirugía se podría facilitar el proceso normal de fecundación. En el caso del hombre puede bastar con que mejore la formación de espermatozoides solo con suplementos administrados durante el tiempo de maduración espermática.
En ambos casos, lo más importante es encontrar las causas y dar un tratamiento que facilite la concepción no solo por el tiempo en que se estudie a la pareja sino para los años venideros.
Antes de recurrir o recomendar estas técnicas, tenemos la obligación de informarnos.
Y tú, ¿qué opinas?
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Porqué somos impuntuales
…Perdón….perdón…se me hizo tarde..!Que pena!
¿Cuántas veces hemos dicho estas palabras al llegar tarde a una reunión, comida o junta de trabajo?. Yo en lo personal, no recuerdo cuántas.
Culturalmente somos impuntuales, estamos acostumbrados a que nos citen media hora antes a un bautizo, comida o boda; es más, nos vamos al otro extremo ya que a la persona que llega puntual se le considera como mal educada.
Es increíble que en nuestro país se otorguen medallas de asiduidad en las escuelas, bonos de puntualidad en las empresas, y hasta prestaciones extras para nuestros asambleístas por no faltar a las sesiones, cuando esto es parte de la responsabilidad de un trabajo o etapa de la vida.
La puntualidad es un hábito y por lo tanto puede aprenderse y mejorarse, pero primero tenemos que estar convencidas de lo que esto representa para nuestra persona y para quienes nos rodean.
Lo más valioso que tenemos como personas es la vida, y nuestra vida está compuesta por minutos, horas, días, meses y años. Al no valorar nuestro tiempo y el de los demás, estamos restando importancia al mayor tesoro que tenemos.
Hay quien afirma que la puntualidad o impuntualidad a una cita o actividad programada, está dada a partir del interés que tengamos en la misma. Coincido con esto, ya que por lo general no llegamos tarde con alguien o a un lugar que realmente nos interesa.
Sin embargo, pienso que también que es una falta de respeto hacia los demás; alguien muy sabiamente me comentó: “si llegas diez minutos tarde a una reunión, y hay cuatro personas esperando, no sólo fueron diez, sino 40 minutos los que te atrasaste”.
Por supuesto que puede haber factores externos ajenos a nosotras, y más en una ciudad como la nuestra que nos hacen llegar tarde a un compromiso: el tráfico, la lluvia, una manifestación o un imprevisto; pero seamos sinceras, éstas situaciones no son del todo común, y en su caso, habría que prevenirlas.
Quienes se han adentrado a este tema, distinguen siete tipos de personas impuntuales, veremos con cuál de ellas nos identificamos:
1. El racionalizador: es el que siempre se justifica. Piensa que las otras personas son muy cuadradas y que él no es impuntual: “quince minutos no es para tanto, no pasa nada”
2. EL productivo: dice que siempre tiene algo qué hacer. Agenda muchos compromisos con poco tiempo de separación para parecer una persona ocupada.
3. El que deja todo al último: nunca se programa; le gusta la adrenalina de sacar todos sus compromisos a última hora.
4. El consentidor, es el que acepta que tiene el mal hábito, pero no puede quitárselo, hace cosas de forma imprevista, “hay cosas peores”, piensa este tipo de impuntual.
5. El distraído: se le olvidan las citas; no sabe dónde deja el coche o los papeles necesarios para sus compromisos, se pone a platicar en el camino, pierde el tiempo, anda en otro mundo.
6. El rebelde: es el que no sabe respetar el tiempo de los demás, por lo que llega tarde a propósito.
7. El evasivo: tiene poca autoestima, se devalúa a él mismo, y evade responsabilidades, entre ellas la de ser puntual.
¿Qué se esconde de nuestra personalidad cuando somos impuntuales?: puede ser inseguridad, baja autoestima, o bien, el querer demostrar ante los demás que somos personas muy ocupadas; una falta de interés hacia lo que hacemos, o simplemente un gran egoísmo o soberbia dentro de nosotros.
Descubramos que hay en el fondo de nuestro comportamiento, respetemos nuestro tiempo y el de los demás; cambiemos esta mentalidad de que quien llega a tiempo es que no tiene nada que hacer.
La puntualidad habla mucho de la persona ahora y siempre. Ya en el siglo XVIII algunos hombres reflexionaron sobre éste hábito; en Francia un poeta llamado Nicolás Boileau-Despréaux acuñó su famosa frase:
“Procuro ser siempre muy puntual, pues he observado que los defectos de una persona se reflejan muy vivamente en la memoria de quien espera”
De igual manera el famoso educador norteamericano Horace Mann, decía
“La informalidad en atender una cita es un claro acto de deshonestidad. Igual puedes robar el dinero de una persona si robas su tiempo”
El impuntual daña su imagen, impide su crecimiento personal y reduce la productividad de su trabajo; afecta la vida de quienes lo rodean y deteriora el respeto que los demás le tienen.
En un medio en el cual la impuntualidad es cosa muy común, el ser puntual vale millones.
Y tú, ¿qué opinas?
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¿Qué es la objeción de conciencia?
Vivimos en una sociedad plural en opiniones, formas de pensar y de manifestaciones ante un sinnúmero de situaciones que se presentan en nuestra vida diaria.
Esta diversidad comprende toda una gama de creencias y sentimientos, llamada por algunos “conciencia”, e influenciada por factores del medio ambiente, como son la familia y la religión, que van determinando nuestros valores y conducta hacia los demás y hacia el mundo.
No todo es tan sencillo, ya que en este contexto de diversidad y pluralidad de opinión, se originan conflictos por las distintas formas de pensar y creer, que en ocasiones se intensifican y recrudecen cuando se abordan ciertos temas considerados como delicados por la sociedad.
Si la palabra “objeción” significa refutar, discrepar o negar, al unirla al término “conciencia” tenemos un concepto poco entendido aunque en los últimos años más difundido. Se trata de la objeción de conciencia definida como: “el juicio reflexivo, de valores morales, por medio del cual una persona distingue desde su intimidad, lo positivo y negativo; es decir, el bien del mal, lo correcto y lo incorrecto, lo honesto y lo deshonesto, la conducta ética y moral, de la conducta sin ética e inmoral”.
En el campo legislativo, es la “posibilidad de permitir excepciones al cumplimiento de aquellas leyes que, siendo neutras, es decir, sin que se refieran directamente a la materia religiosa, implican una carga de conciencia en algunas personas” (Conapred).
Como podemos observar, se basa en el derecho de libertad de conciencia, de manera que, dentro de los justos límites, se respete el principio según el cual “ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia, ni se le impida que actué conforme a ella”.
Para no hablar solo de conceptos, planteo algunas situaciones reales en las cuales los involucrados tienen derecho a la objeción de conciencia:
[olist style=”2″] Administrador o contador de una empresa: si los directivos de una empresa le solicitan a su empleado que lleve a cabo acciones ilegales o de no total transparencia, éste podría negarse sin arriesgar su trabajo.Servicio militar: en este caso se hace alusión al incumplimiento de una ley que obliga a prepararse para el uso de las armas, única y exclusivamente por razones de conciencia religiosas o morales (Conapred). En México existe una iniciativa de ley que propone modificar la Constitución para exentar del servicio militar a quienes invoquen su derecho de objeción de conciencia por convicciones religiosas, éticas, morales, humanitarias o filosóficas, estableciendo otras modalidades de servicio militar para los objetores.
Médicos y enfermeras: cuando su conciencia los lleva a una abstención en la ejecución de un aborto, eutanasia u otras prácticas que atenten contra la vida humana. Esta postura no siempre es respetada, ya que en ocasiones pierden su trabajo o promoción por mantenerse firmes a sus convicciones.
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En casos como los anteriores y en una democracia, como lo es nuestro país, es necesario que el Estado garantice el respeto a los derechos y libertades. De ahí que es importante hacer valer que cuando se presente un conflicto entre un derecho humano y una obligación que lo contraviene, ha de prevalecer el derecho, que es intrínseco a la persona, antes que el deber creado e impuesto por el Estado.
La objeción de conciencia es propiedad de cualquier persona, sin importar trabajo, profesión o empleo al que se dedique. Por supuesto no solo se limita a las creencias religiosas, sino implica valores y convicciones personales.
En este sentido, las convicciones son resultado de la libertad y la voluntad y no son impuestas ni obligatorias por temor a un castigo por parte de un ajeno.
Te invito a ver la objeción de conciencia como un derecho que todos tenemos, derecho que debe ser reconocido, garantizado y respetado, ya que en éste, se está protegiendo la libertad de conciencia y en definitiva el Estado no puede obligar a nadie a actuar en contra de lo que dicte su propia conciencia.
Y tú, ¿qué opinas?
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190 preguntas antes del matrimonio
Francisco Grass
Las respuestas a las 190 preguntas que deben analizarse muy seriamente tienen como fin evitar cometer en el futuro los graves errores que algunas parejas realizan, alegando una previa ignorancia. Así nunca podrán decir: “A mí no me dijeron nada de este tema. Si me lo hubieran dicho, hubiera actuado de otra manera. Quién iba a pensar que teníamos que habernos fijado en esto, para corregirlo”.
Elijan unos buenos momentos para mantener esos necesarios diálogos y traten de inspirarse todo lo que puedan para hacerlos inteligentemente, con el corazón totalmente abierto, sin dobleces, engaños, ni mentiras, es por el bien de los dos y su futura familia.
Novios, no tengan miedo a decir la verdad, sin tapujos, dobleces, cobardías o pasividad. Es preferible que un noviazgo se rompa, por haber hablado claro, que un matrimonio fracase, por no haberlo hecho. Eviten ser cómplices de una desgracia, que atañerá a su futura familia y a usted.
Novios, no tengan miedo a escuchar a sus padres, a las personas que les quieren y a las que tienen una buena experiencia matrimonial, sobre los argumentos que les aconsejen, para no llevar a cabo un futuro matrimonio. Analicen bien sus palabras, para que no haya ningún resquicio, en sus respuestas prematrimoniales. Cuatro ojos, ven mejor que dos. Luego no digan: “me pasa por no haberles hecho caso, cuando estaba todo tan claro y yo no quería ver la realidad”.
Las respuestas deben ser realizadas individual y privadamente. Luego deberán entregarlas a un experto sacerdote, pastor, rabino o imán, según sea su religión, o al equipo de expertos que ellos designen, para que les ayuden a determinar, los puntos en los que difieren, en los que deben trabajar para mejorar, en los que tienen que eliminar y los medios especializados que deben utilizar para que conseguir que su futuro matrimonio sea feliz, duradero y fructífero.
En todas las iglesias, sinagogas o mezquitas recomiendan o exigen la asistencia a cursos prematrimoniales con determinados formatos y especializaciones relacionados con las respuestas obtenidas.
En temas prematrimoniales lo que se ignora puede lastimar el futuro. Los futuros esposos corren el riesgo de autoconvencerse y asumir que ya se conocen entre sí y que conocen también las reglas básicas del matrimonio, aunque previamente a éste no hayan dialogado ni pedido consejo en los asuntos importantes. Algunos no dialogan sobre lo importante, prefiriendo ignorarlo y así evitar los posibles disgustos que les pudieran separar de su futuro cónyuge. No se case sin haber dialogado sobre estos temas.
Estar de acuerdo con el futuro cónyuge en el 90 por ciento de los conceptos no quiere decir que en el otro 10 por ciento no haya cosas importantes que tienen que dialogar. El dialogo y los consejos prematrimoniales, pueden y deben sentar bien las posiciones, para tener bien claros los criterios que les unen y los que les separan y así poder obrar en consecuencia.
Este artículo va dirigido especialmente a los novios que van a contraer matrimonio pero también deben hacerlo los ya casados, para revivir las preguntas que en su día se hicieron o no se hicieron, y para hacer una evaluación periódica de la marcha de su matrimonio.
Aunque haya personas que piensan que el divorcio no se debe comentar en un artículo de preguntas prematrimoniales, porque los novios están muy ilusionados en su preparación para contraer matrimonio, el divorcio es un tema que está ahí para más del 50 por ciento de los matrimonios que actualmente se celebran. Ignorarlo, no tomarlo en cuenta o desdeñarlo, es querer tapar el sol con un dedo o poner puertas al campo. Lo que hay que hacer es utilizar todas las herramientas disponibles, antes y después del matrimonio, para que nunca ocurra.
Los padres que deciden voluntariamente no contraer matrimonio o divorciarse, algún día tendrán que responder moralmente ante sus hijos por lo que les han hecho y por lo que no les han hecho. Para planear bien un matrimonio hay muchos sitios en los que se puede consultar, pero hay muy pocos lugares para consultar, sobre cómo evitar el divorcio. Por eso, es más valioso poner todos los medios y afianzar el matrimonio para prevenirlo.
Las acciones y actitudes mantenidas en el matrimonio son decisiones que no atañen solamente a los dos cónyuges, pues un feliz y bien llevado matrimonio o unas malas relaciones influyen en los futuros hijos y en las relaciones con los familiares de ambos cónyuges.
Por eso, todos los esfuerzos prematrimoniales realizados con serenidad y conocimiento de causa ayudan a disminuir el número de matrimonios fallidos. Cuanta más energía empleen los futuros cónyuges en hacer bien las cosas, muchas más probabilidades tendrán de obtener éxito en esta sagrada decisión.
El matrimonio es una cuestión de calidad de entrega total e incondicional, de esencia, de profundidad y de evitar a toda costa que las apariencias engañen. El matrimonio se debe realizar sin medir lo que doy y lo que recibo, sin regatear esfuerzos y sin otra mentalidad que el amor.
Éstas y otras preguntas similares son la guía para que los futuros cónyuges sepan cuál es su posición ante el matrimonio. A la hora de debatir hay dos tipos de personas: Las que tienen la conciencia muy afinada y que buscan la verdad, incluso sometiendo a revisión hasta sus propias afirmaciones a pesar de que algunos no las puedan comprender, y las personas que sólo buscan vencer al contrario.
Es más importante poner todas las energías posibles en preparar bien el matrimonio que desgastarlas en preparar la boda.
190 Preguntas previas al matrimonio. Las respuestas individuales y secretas pueden ser:
A: Si hemos dialogado.
B: No hemos dialogado.
C: Estoy de acuerdo.
D: Estoy en desacuerdo.
E: Estamos de acuerdo.
F: Estamos en desacuerdo.
G: Lo desconozco.
1- Amigos anteriores y futuros
1. ¿De nuestros amigos, quiénes son los que apoyan nuestras creencias y estilo de vida que valoramos?
2. ¿Estamos de acuerdo en la cantidad y calidad de tiempo, que cada futuro cónyuge pasa con sus amigos?
3. ¿Nos sentimos cómodos y a gusto con las amistades de nuestro cónyuge?
4. ¿Tenemos amigos mutuos que ambos disfrutamos?
5. ¿Tenemos amigos que consideramos tóxicos para nosotros y para nuestros hijos?
6. ¿Tiene mi futuro cónyuge algún amigo, que no puedo o no quiero fomentar
2- Conocerse a sí mismo y conocer al futuro cónyuge
1. ¿Causan problemas entre nosotros el uso de algunas drogas, como alcohol, tabaco, mariguana, cocaína, etcétera?
2. ¿Compartimos con nuestro futuro cónyuge los conocimientos sobre nosotros mismos?
3. ¿Compartimos frecuentemente nuestros sentimientos personales?
4. ¿Creemos que ambos somos honestos, el uno con el otro?
5. ¿Cuáles son los hábitos y costumbres de mi futuro cónyuge que me irritan o molestan?
6. ¿Cuándo tenemos diferencias, intentamos dialogarlas o buscamos otros medios para encontrar las soluciones?
7. ¿Desprecio en algunas ocasiones a mi futuro cónyuge?
8. ¿El alcohol y las drogas nos causan actuaciones inapropiadas?
9. ¿En las discusiones, comentarios o desacuerdos, cada uno siempre quiere ganar?
10. ¿En qué campos o situaciones me asusta el comportamiento de mi futuro cónyuge?
11. ¿En qué ocasiones mi futuro cónyuge cree que no le escucho?
12. ¿Espero que, después de la boda, mi cónyuge cambie algunas de sus conductas y comportamientos que actualmente rechazo?
13. ¿Estamos completamente de acuerdo, en cómo manejamos las situación cuando hay cambios?
14. ¿Estamos de acuerdo en cuáles son los mejores y los peores momentos del día para comunicarnos asuntos de importancia?
15. ¿Estamos de acuerdo en el comportamiento que debemos tener en situaciones sociales?
16. ¿Estamos de acuerdo en intentar dialogar para solucionar nuestras desavenencias?
17. ¿Estamos de acuerdo en la forma en la que nos demostramos nuestro amor?
18. ¿Estamos de acuerdo en pedirnos perdón cuando hayamos discutido, con independencia de quién pudiera haberse equivocado o tenido razón?
19. ¿Estamos de acuerdo respecto a los papeles que debe jugar cada cónyuge, y en lo que nosotros esperamos el uno del otro?
20. ¿Estamos molestos con algunas de las actividades recreacionales o pasatiempos, de nuestro futuro conyugue?
21. ¿Estamos preocupados de que un factor en especial pudiera dominar nuestras vidas: hijos, preocupaciones comunitarias, trabajo, realización personal, etcétera?
22. ¿Estamos preocupados por el interés de nuestro futuro cónyuge, en practicar los juegos de azar?
23. ¿Estoy preocupado de que las implicaciones emocionales del pasado de ambos con otras personas vayan a afectar nuestro matrimonio de manera negativa?
24. ¿Hemos dialogado sobre nuestras opiniones relacionadas con la política, el sexo y la religión?
25. ¿Hay algunos asuntos que nunca los discutiremos?
26. ¿Hay cualidades en nuestro futuro cónyuge que no respetamos?
27. ¿Hemos acordado dejar atrás u olvidar las heridas o cosas malas que nos pasaron anteriormente?
28. ¿Me encuentro tranquilo, relajado o nervioso cuando estoy cerca de mi futuro cónyuge?
29. ¿Nos causa problemas el sentido del humor de cada uno para el futuro matrimonio?
30. ¿Nos encontramos en desacuerdo en repetidas ocasiones y en los mismos puntos, y no los hablamos para ponerles remedio?
31. ¿Nos escuchamos con atención?
32. ¿Nos gustaría poder cambiar algunas de las formas en que resolvemos nuestros problemas?
33. ¿Nos molestan las cantidades de alcohol y tabaco que consume nuestro futuro cónyuge?
34. ¿Nos podemos expresar con plena confianza, claramente y sin limitaciones o nos sentimos cohibidos por miedo a hacerlo libremente?
35. ¿Nos preocupa la actitud y relación que tenemos con el sexo opuesto?
36. ¿Nos preocupa que el futuro cónyuge me castigue con sus silencios?
37. ¿Respetamos los deseos de tener actividades y tiempo independiente para cada uno?
38. ¿Respetamos nuestros diferentes puntos de vista?
39. ¿Nos sentimos cómodos con la manera en que ambos reaccionamos al expresar los sentimientos cuando estamos en desacuerdo o cuando estamos enfadados?
40. ¿Nos sentimos frecuentemente infelices?
41. ¿Nos vemos uno a otro como tercos e inflexibles?
42. ¿Nuestros continuos o inesperados cambios de humor o de actitud podrían causarnos problemas?
43. ¿Podemos apoyarnos mutuamente cuando lo requiramos emocional o sentimentalmente?
44. ¿Sentimos que nuestro futuro cónyuge no es la persona correcta para nuestro matrimonio?
45. ¿Somos conscientes de escucharnos mutuamente para tener en cuenta las ideas y quejas del otro y así poderle dedicar la mayor parte de la energía y esfuerzo, sin distraernos con otras cosas menos importantes?
46. ¿Tenemos claro qué cosas tenemos que hablar y cuáles tenemos que callar?
47. ¿Tenemos intereses diferentes porque procedemos de ambientes distintos, como: raza, país, ciudad, rural, intelectual, económico, cultural, etcétera?
48. ¿Tenemos preocupaciones por la manera en que resolvemos los problemas personales?
49. ¿Valoramos mucho el mantener la paz a cualquier precio?
3- Familias anteriores
1. ¿Aceptamos completamente a nuestras futuras familias?
2. ¿Estamos preocupados que nuestras respectivas familias puedan interferir o influir en nuestra relación matrimonial?
3. ¿Hemos dialogado con nuestras familias que nuestra prioridad matrimonial está por encima de las responsabilidades de nuestras anteriores familias?
4. ¿Hemos dialogado sobre la posible interferencia negativa de las costumbres de nuestras familias en la resolución de nuestras diferencias?
5. ¿Hemos tenido interferencias familiares o sociales para realizar nuestros planes de matrimonio?
6. ¿Los estilos económico, social y cultural de nuestras familias son tan diferentes que pueden causarnos problemas?
7. ¿Nos preocupa que la familia de nuestro futuro cónyuge quiera que pase demasiado tiempo con ellos?
8. ¿Nos sentimos completamente aceptados por las respectivas familias?
9. ¿Nos sentimos incómodos con la actitud del futuro cónyuge respecto a nuestra familia?
10. ¿Nuestras familias nos aprueban y aceptan como futuros cónyuges?
11. ¿Nuestras respectivas familias aprueban o desaprueban nuestra elección y práctica religiosa?
12. ¿Tenemos alguna presión externa para que nos casemos o para que no nos casemos?
13. ¿Tenemos familiares tóxicos para nosotros y para nuestros futuros hijos?
14. ¿Tenemos problemas en recibir ayuda económica de nuestras familias?
4- Finanzas familiares
1. ¿Estamos de acuerdo en cómo mantendremos económicamente a nuestra familia?
2. ¿Estamos de acuerdo en el uso de las facilidades de crédito en nuestra administración financiera?
3. ¿Estamos de acuerdo en la cantidad de apoyo económico que le brindaremos a nuestra Iglesia?
4. ¿Estamos de acuerdo en la forma que hemos planeado nuestra seguridad económica para el futuro: seguros, ahorros, inversiones, testamentos, presupuesto, acuerdos prematrimoniales, etcétera?
5. ¿Estamos de acuerdo en la importancia que le demos a nuestro status social, al dinero y a las posesiones materiales en nuestra familia?
6. ¿Estamos de acuerdo en hacer un presupuesto de ingresos y de gastos con su seguimiento y un único fondo común?
7. ¿Hemos dialogado sobre cómo formar una familia independiente financieramente hablando, sin depender de la familia anterior?
8. ¿He hablado sinceramente con mi futuro cónyuge sobre cómo manejar las diferencias de ingresos que pudiéramos tener?
9. ¿Hemos acordado cómo manejar los activos y las deudas que cada uno aportaremos al matrimonio?
10. ¿Hemos decidido cómo nos dividiremos las responsabilidades de manejar nuestros asuntos financieros?
11. ¿Hemos decidido si tendremos cuentas de banco, ahorros e inversiones individuales o mancomunadas?
12. ¿Hemos dialogado sobre algunas preocupantes experiencias anteriores, relacionadas con el uso del dinero?
13. ¿Hemos dialogado sobre avales financieros en créditos de otras personas y sobre otras obligaciones financieras?
14. ¿Hemos dialogado sobre cómo tomar, entre los dos, las decisiones financieras?
15. ¿Hemos dialogado sobre las deudas contraídas antes del matrimonio, las posibilidades de pagarlas y las diferentes formas de poder hacerlo?
16. ¿Hemos llegado a acuerdos satisfactorios de cómo manejaremos nuestro presupuesto de ingresos y gastos?
17. ¿Las diferencias en la práctica de nuestras virtudes y valores humanos, los antecedentes familiares, sociales o económicos, pueden llevarnos a tener problemas sobre cuánto, dónde y cómo gastaremos el dinero?
18. ¿Nos preocupa cómo gasta el dinero el futuro cónyuge y que después lo siga haciendo?
19. ¿Nos preocupa que nuestros gastos sean mayores que nuestros ingresos y nos endeudemos?
5- Iglesia y religión
1. ¿Con cuáles de las enseñanzas de la Iglesia no estamos de acuerdo?
2. ¿Consideramos que la fe personal de cada uno en Dios será un ingrediente importante en el futuro matrimonio?
3. ¿Creemos que Dios estará presente en las situaciones cotidianas de nuestro matrimonio?
4. ¿Creemos que Dios puede ayudarnos a resolver los problemas y sufrimientos que ocurran en nuestro matrimonio?
5. ¿Es importante para nuestra futura vida matrimonial tener muy definido el conocimiento y la práctica de las virtudes y valores humanos?
6. ¿Estamos conformes o disconformes de hacer las promesas para mantenernos católicos y transmitir esa religión a nuestros hijos?
7. ¿Estamos de acuerdo en desarrollar actividades y prácticas que ayuden a fortalecer el desarrollo espiritual de nuestro matrimonio?
8. ¿Estamos de acuerdo en que los católicos que reciben el Sacramento del Matrimonio deben seguir practicando su religión?
9. ¿Estamos de acuerdo sobre nuestra actual participación en la iglesia?
10. ¿Estamos preocupados por tener que sacrificar nuestras tradiciones y prácticas religiosas para evitar conflictos religiosos entre nosotros?
11. ¿Estamos preocupados porque nuestra participación en diferentes Iglesias pudiera causar problemas en nuestro matrimonio?
12. ¿Estamos preocupados si no pudiéramos compartir cuestiones de fe y espiritualidad con nuestro cónyuge?
13. ¿Hemos dejado todo atado y bien atado para que con el paso del tiempo no haya alegaciones que pudieran servir para la nulidad matrimonial?
14. ¿Hemos dialogado que el matrimonio católico dura para siempre y el divorcio es solamente para un tiempo, pues casi siempre los cónyuges divorciados vuelven a casarse?
15. ¿Hemos dialogado sobre cómo hacer para que nuestras formas de espiritualidad, creencias, costumbres y prácticas religiosas fortalezcan nuestro matrimonio?
16. ¿Hemos dialogado sobre cómo manejaremos las cuestiones de sacramentos, normas, costumbres y tradiciones de la Iglesia en la educación de nuestros hijos?
17. ¿Hemos dialogado sobre la importancia que tiene para nuestro matrimonio el orar juntos?
18. ¿Hemos dialogado sobre las maneras de manejar, de manera constructiva, cualquier conflicto sobre religión en nuestro matrimonio?
19. ¿Hemos dialogado y acordado cómo hacer que nuestras diferencias religiosas sean un factor para reforzar nuestro matrimonio?
20. ¿Hemos dialogado y llegado a acuerdos sobre la manera que enseñaremos a los hijos nuestras creencias, virtudes y valores humanos, incluyendo nuestro ejemplo?
21. ¿Hemos examinado y dialogado profundamente nuestras virtudes, valores humanos y creencias religiosas?
22. ¿Nos sentimos cómodos si le pedimos a nuestro futuro cónyuge que recemos juntos?
23. ¿Podremos continuar las prácticas religiosas que tenga cada uno después del matrimonio?
24. ¿Tenemos dificultades en compartir nuestra fe e ideas religiosas?
6- Los futuros hijos
1. ¿Aceptaríamos el hecho que nuestro cónyuge no pudiera tener hijos?
2. ¿Actualmente estamos esperando un hijo antes de casarnos?
3. ¿Estamos de acuerdo en que nuestros hijos sean bautizados y educados como católicos?
4. ¿Hemos compartido los sentimientos con respecto a las responsabilidades relativas a tener hijos y educarlos en todos los aspectos?
5. ¿Hemos dialogado sobre cómo realizar la educación de los hijos con sus normas, disciplina, premios y castigos?
6. ¿Hemos dialogado sobre el número de hijos y las fechas de tenerlos?
7. ¿Hemos dialogado sobre la forma en la que fuimos disciplinados en nuestra niñez y juventud y si eso afectará a la forma de educar a nuestros hijos?
8. ¿Nos preocupa que nuestras familias interfieran en nuestra manera religiosa, escolar y social de criar y educar a nuestros hijos?
7- Matrimonio y futura familia
1. ¿Creemos que estamos contrayendo matrimonio demasiado pronto?
2. ¿Creemos que nuestra relación matrimonial cambiará a mejor o a peor a medida que nosotros cambiamos a través de los años?
3. ¿Cuáles son las principales recomendaciones que nos hacen nuestros padres, amigos, sacerdotes, pastores, rabinos o imanes para que no contraigamos este matrimonio?
4. ¿Esperamos que el matrimonio nos resuelva los problemas importantes de nuestras vidas?
5. ¿Estamos de acuerdo con las responsabilidades que cada uno hemos decidido aceptar para administrar nuestro hogar?
6. ¿Estamos de acuerdo en aportar al futuro matrimonio nuestras tradiciones y costumbres?
7. ¿Estamos de acuerdo en el papel que cada uno desempeñará en la educación de los hijos?
8. ¿Estamos de acuerdo en el tipo de vivienda, emplazamiento, costo, características y si la deberíamos comprar o alquilar, para nuestro futuro a plazo corto y a plazo largo?
9. ¿Estamos de acuerdo en los tiempos, formas y frecuencias que cada uno tiene para sus ratos de distracción?
10. ¿Estamos de acuerdo en que habrá pocos o ningún conflicto en nuestro matrimonio mientras que nos sigamos amando?
11. ¿Estamos de acuerdo en tener determinados momentos de privacidad?
12. ¿Estamos dispuestos a aceptar y adoptar nuestras propias costumbres sociales, eliminando las que no sean compatibles entre nosotros, la familia y la sociedad?
13. ¿Estamos dispuestos a pedirnos perdón antes de ponernos a dormir, cuando haya habido algún motivo, discusión o problema?
14. ¿Estamos preocupados de que no practiquemos nuestra fe como una familia?
15. ¿Estamos preocupados por la manera en que nuestro futuro cónyuge toma en cuenta los sentimientos de otras personas cuando toma decisiones?
16. ¿Estamos preocupados por los problemas que pudieran surgir al dividir las futuras tareas de la familia debido a las diferentes costumbres de cada uno de nosotros?
17. ¿Estamos preocupados si no podemos dedicar el tiempo necesario para hacer crecer nuestro matrimonio?
18. ¿Estamos preparados para afrontar los múltiples cambios en estilo de vida que se darán con nuestro matrimonio?
19. ¿Estamos seguros y conscientes de que no hay ninguna objeción propia o ajena relacionada con nuestro matrimonio?
20. ¿Hay algunas cosas que no queremos o podemos dejar por el matrimonio?
21. ¿Hemos dialogado para que las decisiones sobre nuestras actividades conjuntas, debamos hacerlas de común acuerdo?
22. ¿Hemos dialogado que en el matrimonio no se trata solamente de no querer hacer, sino que también existe el no poder hacer, pues no siempre se puede hacer lo que se quiere?
23. ¿Hemos dialogado sobre cómo mantendremos nuestra imagen externa, física y socialmente?
24. ¿Hemos dialogado sobre cómo organizar y ordenar las cosas y tareas en el hogar?
25. ¿Hemos dialogado sobre el sentido y significado del Sacramento del Matrimonio, su indisolubilidad para siempre y en cualquier circunstancia, en la salud y en la enfermedad, en las alegrías y en las tristezas, hasta que la muerte nos separe?
26. ¿Hemos dialogado sobre nuestra salud actual y nuestro historial clínico, físico y mental?
27. ¿Hemos dialogado sobre nuestros testamentos vitales y familiares, apellidos para el cónyuge, para los futuros hijos, estatus migratorios etcétera?
28. ¿Hemos dialogado sobre posibles compromisos legales o personales relacionados con la manutención de padres, hermanos, esposa o hijos anteriores?
29. ¿Hemos dialogado y acordado sobre el significado de la incondicional fidelidad de ambos cónyuges en el matrimonio?
30. ¿Hemos establecido unos objetivos en los temas religiosos, económicos, profesionales y sociales, además de los medios para conseguirlos y los controles para vigilarlos?
31. ¿Hemos otorgado el llamado testamento vital, testamento mortal o documento de voluntades anticipadas, para enfermedades o situaciones graves?
32. ¿Nos hemos comprometido a que periódicamente revisemos las respuestas de este cuestionario para ver las cosas que hemos corregido y las que quedan todavía pendientes?
33. ¿Nos preocupa la convivencia familiar con los hijos que aportemos al nuevo matrimonio?
34. ¿Nos preocupa que nuestras anteriores vivencias sobre el matrimonio, vayan a influir de manera negativa, en nuestro futuro matrimonio?
35. ¿Nos vemos como personas competentes y confiadas para los compromisos, que voluntariamente vamos a adquirir?
36. ¿Podemos ser felices solamente si estamos casados?
37. ¿Pondríamos o no pondríamos condiciones para mantenernos casados si hubiera habido infidelidad?
38. ¿Pueden los malos tratos recibidos anteriormente por los futuros cónyuges afectar la relación en el matrimonio?
39. ¿Queremos casarnos solamente, porque hemos llegado a una edad donde todos lo hacen, para afianzarme socialmente, para controlar las apetencias sexuales, o para solucionar los intereses económicos propios o de la familia?
40. ¿Reconocemos la importancia de ser padres y también de ser pareja?
41. ¿Somos conscientes de que la mayoría de las veces la falta de diálogo origina muchos problemas, que fácilmente podrían solucionarse, hablándolos directamente?
42. ¿Somos conscientes que las respuestas a las preguntas prematrimoniales realizadas con cuidado no deberían causar dudas, asperezas o ansiedades y que producirán el efecto de una maravillosa prueba de mutua confianza?
43. ¿Tenemos dudas respecto a que el compromiso en el futuro matrimonio sea lo suficientemente fuerte para que dure toda la vida?
44. ¿Tenemos formas y mecanismos para obtener ayuda espiritual y emocional de otros con experiencia, que apoyen el estilo de vida matrimonial que nosotros valoramos?
45. ¿Tenemos muchos o pocos intereses o actividades, aparte de estar pendiente del futuro cónyuge?
46. ¿Tengo miedo de que mi futuro cónyuge pueda hacerme daño físico o emocional?
8- Sexualidad matrimonial
1. ¿Consideramos que nuestra vida sexual matrimonial, es una manera de sentir el amor que Dios nos tiene?
2. ¿Creemos que nuestra relación sexual sea afectada por los cambios en necesidades, humores y técnicas de expresión sexual?
3. ¿Estamos abiertos a la idea de tener hijos cuando lleguen o a esperar hasta cuando nosotros queramos?
4. ¿Estamos de acuerdo en la interdependencia de sexo e intimidad?
5. ¿Estamos dispuestos a no utilizar el sexo como una herramienta para controlar al otro?
6. ¿Estamos preocupados cuando nuestro futuro cónyuge no siente celos si presto atención a personas del sexo opuesto?
7. ¿Estamos totalmente de acuerdo sobre la forma de mantener nuestras futuras relaciones sexuales?
8. ¿Hemos acordado no tener hijos?
9. ¿Hemos conseguido ponernos de acuerdo sobre cuándo y cuántos hijos queremos tener?
10. ¿Hemos decidido el método natural de planeamiento familiar que utilizaremos para mantener una paternidad responsable?
11. ¿Hemos dialogado abierta y sinceramente de nuestras necesidades, deseos, preferencias y temores sexuales?
12. ¿Hemos dialogado sobre si las formas de nuestras relaciones sexuales puedan afectar nuestros métodos de planificación familiar?
13. ¿Nos debería preocupar si en algún momento tenemos pensamientos o sentimientos homosexuales?
14. ¿Nos debería preocupar si en algún momento tenemos pensamientos, sentimientos o fantasías obscenas sobre otras personas?
15. ¿Nos preocupa que las previas experiencias sexuales pudieran afectar de manera negativa nuestra futura relación matrimonial?
16. ¿Quiero una sólida relación sexual en el matrimonio?
17. ¿Sentiremos vergüenza o incomodidad al estar desnudos en nuestro matrimonio?
9- Trabajo, carrera profesional y familia
1. ¿Creemos que nuestras obligaciones de trabajo y sociales tienen prioridad sobre las prácticas y actividades religiosas?
2. ¿Estamos completamente de acuerdo con el trabajo, ocupaciones, planes y carrera profesional de nuestro futuro cónyuge?
3. ¿Estamos de acuerdo en lo relacionado en los roles familiares de ambos, sobre el trabajo externo y el cuidado de los hijos?
4. ¿Estamos preocupados si nos involucramos demasiado en nuestras carreras profesionales o en el trabajo?
5. ¿Hasta ahora hemos logrado las metas profesionales que cada uno nos hemos fijado?
6. ¿Hemos dialogado y llegado a acuerdos de cómo balancearemos y combinaremos las carreras profesionales y las obligaciones de ser padres?
7. ¿Hemos dialogado y llegado a acuerdos en los temas de carrera profesional y trabajo?
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Haz de tu vida un proyecto
Y yo me pregunto: ¿cuántos días nos viven?, nos levantamos, trabajamos, vamos y venimos, nos pasan las horas y cuando menos nos damos cuenta el día ha terminado. Y no solo el día, sino las semanas y los años.
Está por terminar un año más de nuestra vida, e inicia el 2011; te invito a preguntarte que tanto de lo que hiciste durante estos meses, lo decidiste tú, las circunstancias u otras personas.
Es momento para hacer un alto en el camino, y revisar como va tu vida, ya que lo que “tú no hagas por ti, nadie más lo hará”.
I. Físicamente: “tu cuerpo”:
[ulist style=”2″] Deporte o actividad que realizas
Cuidados de tu salud: visitas y revisiones médicas
Nutrición: como te alimentas
Adicciones que te dañan: cigarro, alcohol, medicamentos en exceso
Tiempo que dedicas a tu cuerpo: ¿poco o demasiado?
[/ulist]
II. Intelectualmente: “tu mente”
[ulist style=”2″] Lecturas: que tanto lees y que es lo que lees
Estudios: actualizaciones que te desarrollen
Actividades extras que te ayuden a superarte
Tiempo libre: a que lo dedicas, que tanto lo planeas
[/ulist]
III. Psicológicamente: “tu forma de ser”. Con el “temperamento” nacemos, el “carácter” es ese temperamento educado:
[ulist style=”2″] ¿Qué tanto te domina tu temperamento?
¿Sabes cuál es tu defecto principal?: la soberbia, el egoísmo, la crítica, la vanidad, la impulsividad, el sentimentalismo, el racionalismo, o algún otro.
¿Tratas de mejorar y superar este defecto en las acciones de cada día?
[/ulist]
IV. Espiritualmente: “tu alma, tu corazón”
Somos seres humanos formados por cuerpo y espíritu, por lo que no podemos descuidar esta parte.
Al igual que cuidamos nuestro cuerpo, debemos cultivar nuestra espiritualidad y dedicarle tiempo a nuestro crecimiento interior.
Para que esta reflexión no solo quede en buenos propósitos debemos poner medios en los diversos campos de nuestra vida que sean: concretos, realistas, medibles, graduales y positivos.
Establecer en que puedo mejorar:
[ulist style=”3″] Con mi esposo o novio
Con mis hijos
Con mi familia
Con mis amigos
En mi trabajo
Con los demás
Conmigo misma: física, intelectual, psicológica y espiritualmente
[/ulist]
Si es posible hazlo por escrito poniéndole la fecha del día de hoy, para que en unos meses puedas revisarlo y evaluar si quien decide y mejora tu vida eres tú o las circunstancias.
“superarse no es ser mejor que los demás,
sino ser mejor tu misma”
Como humanos buscamos la felicidad. Constantemente nos preguntamos qué es y donde se encuentra.
Comparto contigo varias reflexiones que nos muestran que la felicidad no es una meta o un fin, sino que la vivimos en los pequeños detalles del día a día:
[quote style=”1″ author=”Benjamín Franklin”]La felicidad generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días[/quote][quote style=”2″ author=”Thomas Chalmes, teólogo”]La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar[/quote]
[quote style=”1″ author=”Henry Van Dyke, escritor”]La felicidad es interior, no exterior, por lo tanto no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos[/quote]
[quote style=”2″ author=”Albert Guinon, dramaturgo francés”]El verdadero secreto de la felicidad consiste en exigir mucho de uno mismo y poco de los otros[/quote]
[quote style=”1″ author=”Leon Tolstoi, escritor ruso”]Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo[/quote]
[quote style=”2″ author=”Jean Paul Sastre, filósofo y escritor francés”]Felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace[/quote]
Si nuestra felicidad y la de aquellos que nos rodean está en los detalles que realizamos día a día, es entonces primordial que hagamos un alto en el camino y veamos cómo estamos viviendo en estos momentos.
¿Qué harías si te dijeran que vas a morir en unas horas?, le preguntaron a Santo Domingo Sabio, a lo que contestó tranquilamente: “seguiría haciendo lo que estoy haciendo”.
Para poder contestar esto, debes estar convencida que tu vida “tiene un sentido”, que lleva una dirección y que de hoy en adelante los días no te vivirán, sino que “tú serás quien los viva intensamente”
¿Y tú, qué opinas?
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Violencia, a veces no es tan clara
Hemos visto a lo largo de muchas generaciones que los bebés y los niños no son agresivos y hasta sabemos que la violencia no es un hecho natural. Sin embargo, ¿por qué hay tanta violencia en nuestra sociedad? Si un niño no nace siendo violento, ¿por qué tantos adolescentes y jóvenes cometen actos que sí lo son?
La violencia es una conducta que se aprende y se construye, a través de la cultura, de las instituciones, de la influencia familiar, escolar o comunitaria y de los medios masivos de comunicación que producen o reproducen relaciones violentas.
Identificar la causa conduce a otro cuestionamiento más importante: si es en la familia donde se debe vivir con paz y armonía, ¿por qué en uno de cada tres hogares de la Ciudad de México se dan casos de violencia y 47 de cada 100 mujeres la sufre?
En este sentido, la violencia familiar se define como “el acto u omisión único y repetitivo cometido por un miembro de la familia en relación de poder, en función del sexo, la edad o la condición física, en contra de otro u otros integrantes de la misma, sin importar el espacio físico donde ocurra el maltrato físico, psicológico, sexual o abandono”. (Norma Oficial Mexicana de Salud 1999)
Además de la agresión, otros de los principales problemas que enfrentan las personas violentadas es que lo aceptan como algo “normal”, se acostumbran y creen que se lo merecen o lo justifican como una forma de educación.
Dentro de la familia pueden vivirse diferentes tipos de violencia, ya sea entre marido y mujer o hacia los hijos:
[ulist style=”2″] Violencia física: golpes, empujones, patadas, nalgadas, lesiones de mano o arma, con la intención de controlar, someter, dominar y dañar.Violencia psicológica: insultos, humillaciones, devaluación, descuido, abandono, celos, desamor, indiferencia, infidelidad, negligencia, comparaciones destructivas, intimidaciones o silencios. Estos comportamientos pueden llevar a la víctima a la depresión, devaluación, aislamiento y hasta el suicidio.
Violencia sexual: actos reiterados que pueden obligar a la persona a realizar prácticas sexuales no deseadas que causan dolor, vergüenza, culpa e incomodidad y van acompañadas de frases como: “si lo cuentas…te mató”, “van a pensar que estás loca”, “nadie te lo va a creer”.
Violencia económica: acción u omisión que afecta la supervivencia económica de la víctima y se manifiesta con frases como: “como tú no ganas el dinero”, “eres una mantenida”, “no valoras mi trabajo”.
[/ulist]
Más allá, existen FALSOS pensamientos en relación a la violencia dentro de la familia y que conviene aclarar:
[olist style=”1″] La violencia familiar se da en hogares de escasos recursos. En todas las clases sociales puede haber violencia sin importar raza, religión o formación profesional.La conducta violenta es natural del ser humano. Es una conducta que se aprende en los diferentes ambientes.
La violencia intrafamiliar es un asunto privado que no le importa a nadie más. Cualquier acto que dañe la integridad física o psicológica de una persona, sea fuera o dentro de la familia, tiene que ser denunciado (únicamente se denuncian el 14% de los casos) y la familia debe solicitar ayuda profesional.
Si la mujer se separa del agresor dañará psicológicamente a sus hijos. Una convivencia violenta afecta el desarrollo, la conducta y la salud de todos los integrantes de la familia.
Es necesario el castigo como parte de una buena educación, hay que pegarle si no entiende. Un niño maltratado se desarrolla con grandes temores e inseguridades. Es mucho mejor la educación basada en el premio y en el amor.
¡Le pegué porque me provocó… la violó porque lo provocó! No hay justificación alguna para agredir a otra persona.
[/olist]
Te invito a que reflexionemos cómo están las relaciones dentro de nuestra familia. Y es que la violencia inicia muchas veces poco a poco y puede “no ser tan clara”. Incluso podemos ser víctimas sin reconocerlo, o bien, atentar sin darnos cuenta.
Es en la familia donde aprendemos los valores y la forma de comportarnos de una manera adecuada y, a medida que crecemos, reflejamos este aprendizaje en nuestras relaciones sociales. De aquí la importancia de vivir en armonía, aceptando y amando a cada uno de los miembros tal y como son.
Para evitar la violencia, debemos empezar por nosotras mismas, teniendo una actitud amable y abierta hacia los demás en nuestros entornos: escuela, trabajo, comunidad y por supuesto núcleo familiar. Solo así lograremos familias más unidas, comunidades más participativas, sociedades más sólidas que, sin duda, harán un México mejor.
Y tú, ¿qué opinas?
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Además de abuelos, ¿papás?
La Directora de un kínder espera la llegada de los papás de sus alumnos a la junta de información para el inicio del curso escolar, y cuál es su sorpresa, que en su mayoría no son ellos los que asisten, sino los abuelos.
Me comenta que la situación es, cada día, más habitual, en tanto padre y madre, trabajan fuera de casa. Esto ha llevado a que gran cantidad de abuelos asuma una parte de responsabilidad en el cuidado y educación de sus nietos y nietas por ser quienes los recogen de la escuela, les dan de comer, les ayudan en la tarea escolar y conviven con ellos durante la tarde.
Es aquí donde viene la interrogante: ¿Quiénes somos responsables de la educación de nuestros hijos? ¿Los padres o los abuelos?
Por un lado, los abuelos trabajaron, pagaron su vivienda, criaron a sus hijos, ahorraron dinero para la vejez y ahora se encuentran colaborando al pago de la hipoteca del departamento de sus hijos o encargándose de sus nietos mientras sus padres trabajan. Pero por otro, es mucho mejor que un niño esté acompañado por sus abuelitos a estar en una guardería, casa infantil o incluso solo en su casa.
En nuestro país, como en el resto del mundo, se ha estudiado el vínculo padre-madre e hijo, llegando a la conclusión de lo trascendental que es que un padre y, en especial, una madre conviva con sus hijos en la primera y segunda infancia.
En el libro “La familia en la mira”, Judith Bruce plantea cómo las instancias tanto públicas como privadas de un país deben dirigir sus esfuerzos a reforzar este vínculo, ya que: “su ausencia puede ir en detrimento tanto de la subsistencia como del bienestar de los niños”.
México es de los pocos países en donde todavía se cuenta con una estructura familiar y en donde miembros de varias generaciones siguen conviviendo, muchas veces bajo el mismo techo. Considero que el apoyo que los abuelos puedan dar a sus hijos es importante, pero se debe tener cuidado cuando ese apoyo se convierte en una clara “sustitución”. Veamos algunos escenarios:
Ventajas:
[ulist style=”2″] Contar con la presencia de los abuelos, en una familia, ayuda a la educación de los hijos, a través de su experiencia, puntos de vista y madurez.
Los abuelos se sentirán más útiles, considerados y valorados; pueden sentirse rejuvenecidos al recibir amor y compañía de sus nietos.
Transmiten valores familiares y mantienen el lazo entre las generaciones.
Pueden apoyar en consejos y cuidados de los más jóvenes.
Pueden aprender nuevos conceptos de tecnología o de otro tipo, al estar en contacto con sus nietos.
[/ulist]
Desventajas:
[ulist style=”2″] Pueden no estar de acuerdo con las ideas de los padres jóvenes, creyendo en su experiencia: pueden ser por un lado muy consentidores, o bien, demasiado autoritarios.
Pueden encontrarse con unos nietos exigentes y demandantes, que no están dispuestos a obedecer.
Su condición física, en ocasiones puede limitar la ayuda o acompañamiento que brindan.
Si los papás no aceptan la forma de los abuelos en cuanto a la educación, pueden existir reclamos y sentimientos negativos o de culpa, propiciando una ruptura familiar.
Los niños se sienten desconcertados en cuanto a la autoridad entre sus padres y sus abuelos, y pueden incluso manipular a ambos lados.
Pueden aparecer problemas financieros, médicos o emocionales entre los abuelos y los hijos, cuando se trata de la educación de los nietos.
[/ulist] Sin duda, el planteamiento sobre la ayuda de los abuelos no es sencillo ya que cada caso es particular y único. Probablemente tú estés viviendo una situación similar, y encuentres en ella aspectos positivos, y otros no tanto.
Sabemos que la mayoría de las mujeres que trabajan fuera de casa y tienen que dejar a sus hijos a cargo de sus abuelos, lo hacen ya sea por estar solas (la cuarta parte de las madres en México son madres solteras), o para dar un apoyo económico a la familia.
Sin embargo, puedo decirte por experiencia propia, que estos años pasan demasiado rápido, y que cuando te das cuenta, tus hijos ya crecieron y no pudiste convivir con ellos. Tenemos que buscar un equilibrio: el trabajo y el sostén de nuestra familia son muy importantes, sí, pero el vínculo entre nosotras con nuestros hijos, es primordial.
¿Y tú, que opinas?
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¿Tu tienes el control?
Existe la tendencia a pensar que los medios de comunicación tienen bondad o maldad en sì mismos. Con frecuencia escuchamos comentarios como “la televisión transmite basura” o “el periódico tal es muy amarillista”, o bien “ese programa de radio no habla de la realidad”.
Los medios de comunicación no son ni buenos ni malos. Son exactamente eso: “medios”, que hacen posible que un mensaje sea trasmitido por un emisor y que alguien mas lo reciba.
Quien realmente le da la intencionalidad al medio es aquel de quien surge la idea de trasmitir el mensaje. Es aquí donde actùan los dueños, directores, productores, reporteros, camarógrafos, fotógrafos, conductores, editores, escritores y publicistas.
Podemos decir que de manera indirecta intervienen los patrocinadores y anunciantes.
¿Y esto que tiene que ver con cada una de nosotras?. Pues que como parte de la sociedad somos quienes recibimos durante 24 horas al dìa estos mensajes. Somos los “receptores” de las ideas, noticias u opiniones de quienes hablan o escriben públicamente.
Como receptores, somos el eje central de la comunicación, ya que los emisores, canales y mensajes siempre buscaràn adecuarse a nuestras necesidades, potencialidades y circunstancias.
Los medios de comunicación son parte de nuestra vida diaria, como lo demuestran los siguientes datos:
[ulist style=”2″] Televisiòn: el 98% de los mexicanos contamos con un televisor; el consumo promedio es de màs de cuatro horas diarias de ver televisión.Radio: cuenta con una penetración del 73%, y el promedio de horas diarias dedicadas a escuchar radio es de 3.25 por persona.
Internet: existen 27.6 millones de internautas en nuestro país, poco menos de la mitad se conectan entre una y tres horas diarias, mientras que el resto se mantiene conectado todo el dìa.
[/ulist] Sin embargo, ¿Qué nos presentan estos medios?. Basta sentarse unos minutos frente a la pantalla o abrir los periódicos diarios para constatar que la mayoría de los contenidos que recibimos tienen un altísimo grado de violencia, con referencia sexual y diversos antivalores.
De aquí, la importancia de preguntarnos: ¿Qué tipo de receptor soy?
– RECEPTOR PASIVO:
es quien recibe y acepta el mensaje sin preguntarse quien lo envía o si este es veràz.
busca obtener información recurriendo a los medios de comunicación electrónicos como material de consulta.
es uno mas entre la masa de receptores
por lo general, repite lo escuchado e imita conductas de personajes de los medios de comunicación
carece de una sòlida preparación intelectual
– RECEPTOR ACTIVO:
participa en la selección de los mensajes; es decir, lo que lee, escucha o ve, depende de su decisión personal
busca información en sitios adecuados de consulta. Cuando obtiene información que es importante, la valida en otros sitios o medios de consulta.
esta consciente de su rol activo como receptor y emite una respuesta activa.
es observador, analiza el contenido del mensaje y discierne sobre la calidad de este.
tiene una sòlida formación. Està , por lo general, en un proceso constante de actualización
Podemos resumir lo anterior en dos palabra, el pasivo es solamente “receptor”, mientras que el activo es un “perceptor”
El nivel de conciencia crìtica de una persona o sociedad va de la mano con la madurez. No significa el hecho de oponernos a todo, por el contrario, se trata de ser capaces de desarrollar criterios para poder recibir, analizar, sintetizar y opinar sobre cualquier información que recibamos, para tomar asi decisiones pensadas y razonadas.
Nos corresponde a cada una de nosotras el darle el justo valor a los medios de comunicación:
[ulist style=”2″] Determinando cuanto tiempo le dedicaremos a ellosQue uso les daremos
Seleccionando aquello que queremos leer o escuchar
Exigiendo “calidad” en la información, en los recursos educativos y en el entretenimiento que recibimos
Haciendo saber a quienes transmiten los mensajes cuando no estamos de acuerdo con estos.
[/ulist]
Te invito a no ser un receptor pasivo, a tener una conciencia crìtica ante los medios de comunicación: a apagar la televisión cuando no valga la pena verla, a cambiar de estación de radio cuando escuchas algo que no vale la pena, a cerrar un periódico o una revista cuanto el artículo es malo; a enviar cartas cuando algo no te parezca.
Si los medios de comunicaciòn continúan presentando contenidos de violencia, sexualidad enferma o antivalores, es porque nosotros, la sociedad los recibimos sin decir nada.
Tenemos la responsabilidad de elevar la cultura de la comunicación en nuestra país, defendiendo la libertad y la dignidad humana.
“Tomar el control”, no significa censurar, sino discriminar según la propia voluntad lo que prefiero y lo que no me interesa. Significa que soy dueño de mi entretenimiento y no al revés. Decidir que quiero ver y escuchar y renunciar a otras cosas, implica decidir el nivel de importancia que deseo que tengan los medios en mi vida.
¿Y tu que opinas?
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hijos… ¿Cuándo?
“Tu abuelita se casó a los dieciséis años, no había cumplido los diecisiete y ya era mamá”, me cuenta mi padre. Mi madre a los 23 años ya tenía dos hijos y ¿yo?… tengo 28 y ¡ni novio tengo!
En los últimos años, el papel de la mujer ha cambiado significativamente. A mediados del siglo pasado la mujer contraía matrimonio antes de alcanzar la mayoría de edad, no estudiaba una carrera y casi no trabajaba. En los años sesenta, el promedio de hijos por mujer era de siete.
Actualmente, la mujer mexicana se casa en promedio a los 25.3 años (1), incrementando así la edad para tener a su primer hijo; estudiamos, trabajamos y nos desenvolvemos en los campos político, económico y social. El promedio de hijos por mujer, hoy en día, es de 2.1 (2).
Sin duda alguna, contamos con muchas más oportunidades de las que tuvieron nuestras abuelas o mamás pero también tenemos el gran riesgo de caer en un desequilibrio de vida que nos lleve a olvidarnos de nuestro papel insustituible como madres.
Quiero tener hijos, ¿cuántos? ¿cuándo? … pero también quiero realizarme profesionalmente ¿cómo le hago?
Un estudio del Departamento de Sociología en la London School of Economics, demuestra que en la actualidad el 20% de las mujeres se inclina por desarrollar una carrera profesional; otro 20% prefiere dedicarse por completo al cuidado de sus hijos, y el 60% restante deseamos compatibilizar la atención a la familia con un empleo remunerado.
Sin embargo, una gran realidad es que “los mejores años como mujeres en el trabajo coinciden con los mejores años para ser madres”.
Expertos han encontrado que la fertilidad de la mujer empieza a declinar a los 27 años y que la década ideal para tener a nuestro primer hijo es de los 25 a los 35 años.
¿Que está sucediendo?
Que la maternidad ha sido pospuesta. Cada día vemos a más mujeres que no pueden embarazarse, que recurren a técnicas de reproducción humana asistida para concebir y otras que llegan a sus cuarenta años sin haber sido madres.
De igual modo, la dinámica social es distinta. Por ejemplo, en la sociedad americana encontramos las autodenominadas “parejas DINK: double income, no kids (doble ingreso, sin hijos)”; y por el otro lado, tenemos a mujeres CEO de empresas multinacionales que han declarado después de tener éxito económico y profesional: “me ha faltado la dicha de ser madre, y ahora, ya es demasiado tarde”.
Como mujer, considero muy importante el planear estos años y valorar nuestro papel como madres y como ejecutivas. Básicamente, reflexionar en cómo te gustaría verte dentro de diez o quince años y responder a qué quieres hacer de tu vida.
Esto es relevante ya que al coincidir ese tiempo como madre y profesionista, será necesario optar por alguno de ellos, si no totalmente, por lo menos de forma parcial.
En lo personal, la satisfacción que he vivido con mis hijos ha sido mucho mayor que mis logros o éxitos profesionales.
Nos dice Janne Haaland Matlary, catedrática de la Universidad de Oslo, en su libro “El tiempo de las mujeres, notas para un nuevo feminismo”: “Hay que encontrar la manera de compaginarlo todo, pero en caso de conflictos, tendremos que recordar que la prioridad básica son nuestros hijos pequeños. Tengo que saber con certeza cuándo me estoy desviando de mis prioridades y cuándo las estoy siguiendo; ya que si no tenemos establecidas nuestras prioridades siempre nos sentiremos inseguras”.
Y continúa: “la capacidad y la disponibilidad de las mujeres para la participación en los ámbitos del trabajo profesional y de la política están en relación directa con la satisfacción de sus necesidades en el ámbito familiar”.
En la vida hay tiempo para todo, podemos trabajar muchos años pero tener hijos y verlos crecer es algo que dura muy poco.
Los hijos son el mayor regalo que recibimos las mujeres, no lo rechacemos.
Y tu, ¿Qué opinas?
(1) Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 2007.
(2) Consejo Nacional de Población (CONAPO), 2008 .
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Síndrome de alineación parental
Hace unas semanas, escuché por primera vez el término “Síndrome de alienación parental”, al entrevistar, en el programa de radio que conduzco, a un llamado “padre alienado”.
Hablé con especialistas, investigué y comprobé que es una situación que ha existido siempre, pero que ahora tiene un nombre, y más importante aún, una atención especial de la sociedad.
Cuesta trabajo pensar que un padre o una madre manipulen intencionalmente a sus hijos, poniéndolos en contra del otro, sin embargo, tristemente es algo que vemos cada día con más frecuencia después de un divorcio o una separación.
El síndrome fue descrito y catalogado por el Dr. Richard Gardner, especialista en el tema, como “un desorden que se da principalmente en el contexto de conflictos de custodia física y moral entre los padres. Es el proceso intencional por el que un progenitor transforma la conciencia de sus hijos con el objetivo de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos afectivos y de convivencia cotidiana armónica con el otro progenitor”.
Afirmaciones como “tu papá es malo, no nos da dinero, nos dejó solos”, “tu papá es un mujeriego y borracho”, “si no fuera por tu mamá, viviríamos felices”, “tu mamá no los quiere, mira lo que hizo”, son algunas de las que empiezan a escuchar los niños o los jóvenes después de que los padres han decidido no estar juntos.
Al iniciar esta vida por separado, surgen sentimientos de rabia, enojo, ira, frustración y soledad. Y es entonces cuando inicia una competencia entre ambos y de exigencia a los hijos para que les demuestren su amor, no tanto en hechos, sino rechazando a quien fuera su marido o su mujer.
Existen grados de alienación parental e incluso puede presentarse en menor grado en un matrimonio unido, en donde alguno de los cónyuges crea un desprestigio del otro ante los hijos.
En un mayor grado, puede convertirse en una situación patológica cuando la separación conyugal ha sido sumamente conflictiva.
En la mayoría de los casos, la madre es quien se queda con la custodia de los hijos, sobre todo si son pequeños, por lo que suele ocurrir con mayor frecuencia que la mujer es quien aleja a sus hijos del padre con manipulaciones, chantajes, mentiras, exageraciones y menosprecio, limitando poco a poco la convivencia entre ellos y provocando que el propio padre no pueda ver más a sus niños.
Por supuesto, el “padre alienado” se siente terriblemente frustrado e impotente para demostrarle a su hijo que no es cierto lo que le están diciendo, que lo ama y le preocupa su vida. Lamentablemente, es poco lo que este padre puede hacer, ya que el hijo, en este caso, crea una dependencia y una lealtad mal entendida hacia la madre.
Las consecuencias para los “hijos alienados” son tremendas:
[ulist style=”2″] Enojo, angustia y estrés.Pérdida o disminución de la capacidad para controlar sus impulsos.
Pérdida de autoestima y confianza en sí mismo.
Ansiedad por la separación.
Desarrollo de miedos y fobias.
Depresión e ideas suicidas.
Desórdenes del sueño.
Desórdenes alimenticios, alcoholismo o drogadicción.
Problemas escolares y de relaciones con los amigos.
Comportamiento obsesivo-compulsivo.
Identidad sexual alterada.
Sentimientos de culpa.
[/ulist]
Es de todos sabido que todo divorcio afecta en mayor o menor medida a los hijos, y si éste va acompañado con una “alienación parental”, sus efectos son más profundos. En un divorcio pierden todos, pero cuando se vuelve una “pelea campal”, quienes resultan más afectados son, en definitiva, los hijos.
Un padre o una madre no deben medir el amor de sus hijos en la medida en que éstos le den la espalda al que fue su cónyuge.
Todo niño o joven tiene derecho a convivir y ser amado por ambos padres. A menos que exista una situación extrema de violencia o mala influencia de uno de ellos (incluso en esta situación se establecen las visitas vigiladas), nunca se le debe negar el derecho a un padre o a una madre de ver crecer a sus hijos, apoyarlos, convivir con ellos y, ante todo, de amarlos profundamente.
Es tan grave y frecuente la “alienación parental” en la actualidad, que se está buscando sentar las bases jurídicas para que sea tipificado como delito, ofreciendo un respaldo legal efectivo a los “padres alienados”, hasta ahora desprotegidos por la ley.
La situación requiere soluciones. ¿Y tú qué opinas?
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¿Infertilidad? que hacer
Hace años escuchaba decir a mi mamá con naturalidad “a tu tía Sofía, Dios no le concedió tener hijos” o “mi primo y su mujer nunca tuvieron hijos”. Sin embargo, esto hoy no lo aceptamos en tanto existen formas para tener hijos, doctores especializados y modernas clínicas.
Antes de continuar distingamos dos conceptos: cuando una pareja padece “esterilidad” significa que no hay concepción; si se le diagnostica “infertilidad” hay concepción pero no llega a término el embarazo.
Sobre esta última, se dice que algunos de los factores que la provocan son la alimentación, el estrés, los métodos anticonceptivos, la edad de la mujer entre otras. Lo que es un hecho es que existen cada vez más parejas que la padecen y muchas de ellas buscan a toda costa procrear un hijo.
Aunado a ello, el progreso de las ciencias biológicas y médicas hace que el hombre tenga la posibilidad de intervenir en los mecanismos de procreación, no solo para facilitarlos, sino incluso para dominarlos.
LAS TÉCNICAS
La “reproducción humana asistida” puede llevarse a cabo mediante dos procedimientos:
[olist style=”1″] Fecundación in vitro (FIVET): es la fecundación del óvulo en una probeta, es decir fuera del cuerpo de la mujer. Para ello, se recogen varios óvulos, se fertilizan y después se cultivan en vitro durante algunos días. Habitualmente no se transfieren todos a las vías genitales de la mujer y algunos embriones denominados “embriones sobrantes” se destruyen o se congelan.Inseminación artificial (IA): se hace mediante la transferencia a las vías genitales de la mujer del esperma previamente recogido.
[/olist]a)
Ambas técnicas pueden ser:
[ulist style=”2″] Homólogas: cuando los gametos son de los esposos unidos en matrimonio o viviendo juntos.Heterólogas: cuando alguno o ambos gametos son de uno o dos donadores distintos a los de los esposos unidos en matrimonio o que viven juntos.
[/ulist]-
PARA CONSIDERAR
A pesar de los avances, estas técnicas traen consigo controversias éticas muy importantes que debemos de conocer y reflexionar antes de tomar una decisión, dar un consejo u opinar sobre ellas.
[ulist style=”2″] La ciencia ha demostrado que la vida humana inicia desde el momento en que el óvulo es fecundado por el espermatozoide. Por lo tanto, todo embrión es una “persona”, si lo destruimos, destruimos a un ser humano.Embriones sobrantes. El porcentaje de éxito en la fecundación artificial es entre un 14% y un 20%, (Manual de Bioética, Elio Sgreccia) dependiendo la edad de la mujer; en las técnicas del FIVET para que nazca un niño se sacrifican entre 9 y 10 embriones. Hay embriones que mueren, se congelan o bien se utilizan para investigación o experimentación.
Genética personal. Mis genes son mitad de mi padre y mitad de mi madre. Al existir uno o dos donadores, ¿dónde queda la identidad de ese nuevo ser? No por nada Louise Brown, de 25 años, y primera niña nacida bajo técnicas de reproducción humana artificial ha llegado a decir: “nacida por inseminación artificial nunca conoceré la mitad de mi identidad”.
Posturas egoístas. Esta realidad se presenta en diversas situaciones:
Bancos de semen de premios Nobeles, modelos, deportistas etc. pero ¿quién te asegura que tu hijo (a) nacerá con la inteligencia del premio Nobel, o con el cuerpo del deportista o la modelo?
Madres o padres solteros: artistas, cantantes, mujeres en edad adulta deciden que quieren ser padres o madres cuando quizá la atención al bebé no será de ellos.
Madres de alquiler: hombres, mujeres, matrimonios o parejas que pagan una gran cantidad de dinero para que una mujer geste a su hijo, con el riesgo de mujeres que se pelean con los padres y abortan, o bien que se arrepienten y pelean quedarse con el hijo.
Relación de filiación: pueden llegar a presentarse hasta cuatro diferentes relaciones: ovulación, gestación, lactancia y crianza, es decir, puede haber cuatro mujeres presentes en la vida de un niño.
[/ulist]-
Todo esto nos lleva a la gran reflexión y pregunta como mujer y como matrimonio ¿el hijo es para mí un DON o un DERECHO? ¿Quiero a toda costa satisfacer mi deseo de tener un hijo a pesar de lo que esto implica?
No olvidemos que la esterilidad o infertilidad física puede ser ocasión para otros importantes servicios a la vida de las personas. Se puede optar por la adopción, las labores educativas, la ayuda a otras familias, personas pobres o minusválidas u otros que pudiesen representar un respeto total a la vida humana.
O tú, ¿qué opinas?
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Morir para dar vida
Durante muchas generaciones era común escuchar de mujeres que morían dando a luz a algún hijo. La mortalidad si no considerada como algo normal, era parte de la vida de muchas mujeres.
Debido a los avances médicos y tecnológicos podríamos pensar que esto ya no existe, pero es preocupante saber que en la actualidad fallecen anualmente cerca de mil 100 mujeres en etapa materna. Además, este fenómeno provoca una secuela social de tres mil huérfanos cada año. Y más preocupante es que de acuerdo con el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, el 80 por ciento de estas defunciones maternas son prevenibles.
Los problemas más recurrentes a los que se enfrentan las mexicanas, tanto en zonas urbanas, como en suburbanas y rurales, son los siguientes:
[ulist style=”2″] Retardos en llegar a un establecimiento adecuado o para el tratamiento necesario (en ocasiones más de ocho horas).Baja calidad en la atención médica.
Sobresaturación en servicios de segundo nivel
Baja atención en el primer nivel
Inaccesibilidad física, financiera y cultural de los servicios de salud
Falta de información y educación
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Por todo eso, es necesario proteger la maternidad en todas sus etapas:
a) Antes del embarazo: Aún existen empresas y maquiladoras públicas y privadas que solicitan periódicamente a las mujeres una prueba de embarazo para permitir que sigan trabajando. En el momento de una contratación se cuestiona a la mujer si está o no embarazada, si piensa casarse y tener hijos y en la mayoría de los casos se decide no contratarlas. Estas acciones son totalmente discriminatorias y van en contra de valorar realmente a la maternidad.
b) Durante el embarazo y al momento del parto: La mujer debe contar con la información y educación necesaria. En el trabajo debe tener consideraciones especiales como son tiempos de descanso y permiso de maternidad.
c) Después del parto: Pocas son las empresas públicas o privadas que apoyan a la mujer durante los meses de lactancia disponiendo de lugares especiales para alimentar a su bebé, y meses más tarde con guarderías en donde las mujeres puedan dejar a sus hijos mientras trabajan. Cabe mencionar que las “madres adoptivas” no gozan de ninguna de las prestaciones que la ley otorga a las mujeres que son madres, ¿qué acaso no tienen las mismas responsabilidades y cuidados que una madre biológica cuando el nuevo bebé llega a su casa?
Cada día en nuestro país se tiene una cantidad significativa de mujeres esperando un bebé sin tener el respaldo de la pareja y/o de la familia, incluso en muchas ocasiones son despedidas de sus casas y de sus trabajos.
A nivel nacional, las instituciones públicas carecen de políticas de ayuda a la mujer embarazada. Por ejemplo, el Gobierno del Distrito Federal no posee ningún programa de apoyo a las mujeres que deciden seguir con su embarazo, dejando la responsabilidad a otras instancias. El tema de la mujer embarazada no es prioritario en nuestro país ya que revisando el “Gasto Etiquetado para Mujeres y la Igualdad de Género”, se pone en evidencia el hecho de que se consideran muchos programas y recursos, pero en la práctica, los recursos destinados contemplan a la mujer gestante como un sector indiferente.
Aún cuando existen algunos esfuerzos como el de la Secretaría de Educación Pública que difunde los derechos de las madres jóvenes y jóvenes embarazadas y que brinda un programa de becas en educación básica a este mismo sector o el caso de la Secretaría de Salud Federal que posee el programa de “embarazo saludable”, el cual suscribe a la mujer al Seguro Popular, falta mucho por hacer.
Claro, no todo es negativo, existen instituciones privadas encargadas de apoyar a estas mujeres bajo cualquier circunstancia, sin importar edad, educación o nivel socioeconómico. Acompañan a la mujer para fortalecerla, ofreciéndole alojamiento, alimentación, atención psicológica, atención médica (antes, durante y después del parto), capacitación en diversos oficios y habilidades, formación y superación personal, orientación y protección.
Pero sí es evidente que el apoyo en salud es insuficiente ante las posibles complicaciones que una mujer embarazada enfrenta y que no cuenta con otro tipo de ayuda.
Si la mujer embarazada no tiene el apoyo necesario ni las condiciones adecuadas para dar vida, ¿dónde está el fortalecimiento a la familia? ¿qué tipo de sociedad queremos?
¿Y tú, qué opinas?
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